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📍: Hotel Oblivion.
(Narrador)
(Esa misma noche)

- Toma.- Cinco le dió una taza de café a su esposa quien la tomó con una sonrisa.

- Gracias.- le sonrió con las mejillas rojas. Al parecer el frío ya se sentía y más que invierno llegaba con todo al ser Diciembre.

- Daniel lo ha estado tomando más bien de lo que pensaba.- admitió Cinco asombrado.
- Creí que desde que mis cálculos fallaron, me iba a odiar.- Jenny negó con la cabeza.

- Es tu hijo. El jamás te podrá odiar.- admitió acariciando la mejilla de su esposo.

- Por eso te amo.- Cinco tomó de la nuca a su amada para que unieran sus labios y se fundieran en uno solo.- ¿Me amas?.- preguntó sin despegar tanto sus labios.

- Te amo.- asintió levemente.

- Soy sexy. Tu dulce como manzana y yo amargo como café.- ambos rieron levemente.- Soy todo lo que esta bien. ¿O no?.- bromeó haciendo reír nuevamente a su esposa.

- Exacto. Así que deja de subestimarte. El mundo está muy agradecido de que existas.

Se quedaron en silencio y empezaron a dolerles las mejillas de tanto sonreír.

- Daniel jamás te podría odiar.- repitió Jenny acariciando la mejilla de Cinco.- Me gustas más cuando eres seguro de ti mismo, eso me gusta.

- ¿Si?.- Jenny asintió.- ¿Y qué más te gusta de mi?.- besó el dorso de su mano.

- Que cuando estoy contigo todo está bien. Haces que sienta que soy capaz de cualquier cosa.

- ¿Y qué más?.

- Me gusta cómo me miras. Me haces sentir la única mujer sobre la faz de la tierra.

- ¿Como si fueras una gota de agua en el desierto y yo tuviera mucha, mucha sed?.

A Jenny le gustó la comparación e hizo que se sonrojara. Alzó la mano y le acarició nuevamente la mejilla y después los labios.

- Sí. Y me gusta cómo me besas.- Cinco se inclinó hasta posar sus labios sobre los de ella.

- Me alegro de poder besarte cada día, cada hora, cada minuto... cada segundo.

- Extraño también todas aquellas noches en las que me hacías citas improvisadas solo para olvidar el tema de la comisión, aún  hablando. O sin hablar.

- Cuéntame más sobre eso.- Cinco inspiró hondo sentandose detrás de su esposa para abrazarla por la cintura.

- Me encanta mirarte. Tocarte. Sentirte.- susurró audiblemente para Cinco. Tocaron la puerta para poder entrar a la azotea pero Cinco lo ignoró.

Este bajó la cabeza hasta besar a su amada en el cuello, en el punto donde el pulso lata con más fuerza. La puerta volvió a ser golpeada otra vez.

- Puede que sea importante.- dijo Jenny en un susurro.

- Necesito un tiempo con mi esposa...A solas.- murmuró contra su piel.- No sé tú, pero yo veo a Daniel muy solo.- sonrió divertido queriendo llegar al punto. Ocho lo silenció con un beso al darse la vuelta rápidamente.

ᴬᴹᴬᴿᴳᴼ ᶜᴼᴹᴼ ᶜᴬᶠÉ ☕ // ᶠᴵⱽᴱ ᴴ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora