Capítulo 9

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¡Hola a todos! Último día del año. No sé si llegué a hacer un maratón como muchos de ustedes me pidieron en el capítulo anterior, pero este capítulo es largo y muy intenso, así que estoy segura lo disfrutarán.

Gracias por estar aquí este año, leyendo todas las locuras que escribo y apoyándome. Es para mí un placer hacer la espera un poco más amena con estos fanfics. 

Si no consigo volver a actualizar, nos vemos en 2023. 

Muchos dicen que Lady Rhea estaba disgustada ante la idea de tener que convivir con su esposo, el príncipe Daemon Targaryen, y que aseguraba a allegados cercanos preferir la muerte que compartir lecho con su esposo.

DAEMON

—Princesa Rhaenyra —dijo sorprendida lady Rhea en cuanto la princesa se quitó la capa y dejo de ocultar su identidad—. ¿A qué se debe el honor de su visita?

Daemon se dedicó a escanearla para ver si tenía algún rasguño o herida, algo que indicara que había tenido que luchar contra los guardias leales a Otto Hightower y la habían dañado antes de que pudiera salir de la Fortaleza Roja. Si encontraba un solo rasguño iba a quemar a todos los guardias y a Otto Hightower, le daba igual si eso significaba alta traición y ser colgado del muro.

Rhaenyra no lucia cansada o afectada, tampoco dañada, lo cual era un alivio. Se dedicó a mirar a Lady Rhea con gesto sereno.

—Tienes algo que yo quiero —dijo simplemente, encogiéndose de hombros.

—¿Qué piensas hacer, sobrina? —preguntó entonces Daemon, en alto valyrio. Necesitaba saber que estaba planeando su sobrina sí quería poder ayudarla.

¿Sería Rhaenyra capaz de matar a Lady Rhea para quitarla del camino? Mientras ella existiera, ellos no podrían casarse, así que había que eliminarla, pero Daemon no estaba seguro de que Rhaenyra fuera lo suficientemente fuerte como para hacerlo.

Sabía que ella era una dragona, pero también era una mujer justa que había sido inculcada todos los valores de diplomacia de su padre.

—Princesa, no la entiendo —expresó lady Rhea, muy confundida, mirando a su esposo y a la princesa intentando comprender.

—Deseo algo que tú tienes y que no sabes apreciar. Deseo que tu esposo, sea mi esposo.

Lady Rhea abrió mucho los ojos, claramente sorprendida.

—¿Eso es? ¿Este es el motivo por el que nunca has querido consumar el matrimonio? ¡Estas enfermo! —exclamó Lady Rhea, dispuesta a pegarle una cachetada a Daemon, pero Rhaenyra se adelantó.

—Un solo rasguño sobre él y te mataré —aseguró Rhaenyra—. Y no estoy de broma.

—Princesa, sé que usted cree que valdrá la pena, pero escúchame, por favor. La han manipulado. Daemon no quiere a nadie.

—Error. Daemon no te quiere a ti, pero eso no significa que no me quiera a mí —zanjó Rhaenyra, con sus ojos clavados sobre los de Daemon, que la miraban con calidez.

Lady Rhea vio la mirada que él le regalaba, una que ella no creía que él fuera capaz de dar. Miraba a su sobrina con total devoción y cariño, incluso con amor.

Daemon, por su parte, nunca se había sentido tan querido por nadie. Estaba acostumbrado a ser desterrado o despreciado, nunca a que alguien luchará por el. Eso era nuevo. Y se sentía sorprendentemente bien.

Y no tenía a alguien común luchando por él, tenía a Rhaenyra Targaryen, sangre del dragón, su propia familia peleando por él.

—Podemos hacer esto de dos maneras, lady Rhea —dijo Rhaenyra—. La primera, tu finges tu muerte por suicidio debido a la pena que te generaba tener que consumar tu matrimonio y te vas lejos de aquí, o...

Wanna be Yours (Daemon & Rhaenyra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora