Capítulo 10

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¡Hola a todxs! ¡Por fin volví! Podría llorar de la emoción, de verdad.

Los exámenes de la uni me han consumido durante todo el mes, y aunque aún no acabo, he encontrado ya un huequecito en mi tiempo para escribir, así que volveremos a las actualizaciones frecuentes :)

Si tienen teorías o ideas para la novela saben que sus contribuciones son bienvenidas, aunque la novela puede tomar un rumbo u otro y me gusta sorprender :)

Dicho esto, pequeña advertencia antes de comenzar.

* Contenido sexual

* Asesinato

Dicho esto, continuamos.

RHAENYRA

Rhaenyra debía admitir que le aterrorizaba la idea de consumar el matrimonio tanto como le entusiasmaba la idea de hacerlo con Daemon.

Una parte de ella temia lo que fuera a suceder, que doliera mucho como le habían asegurado algunas mujeres del septo o incluso la misma Alicent. También temia quedar embarazada en poco tiempo y comenzar a notar los cambios en su cuerpo y en su salud.

Su madre había empeorado progresivamente en cada embarazo que llevaba a cabo. Siempre comenzaba fuerte, pero a medida que las lunas pasaban, su salud decaía hasta el punto en que apenas podía levantarse de la cama.

Rhaenyra había vivido el horror de cada una de esas veces, y no deseaba pasar por nada parecido.

Por otra parte, había observado lo que sucedía en aquel burdel al que Daemon la había llevado. Las mujeres no parecían asustadas o aterrorizadas, no mostraban ningún miedo. La mayoría parecía incluso disfrutar lo que estaba sucediendo.

Y Rhaenyra sabía que podía disfrutar. Ya lo había hecho, en parte, cuando ella y Daemon comenzaron a besarse y desvestirse. En ese momento no había sentido miedo por el futuro, por las consecuencias de lo que haría, solo quería tener a Daemon cerca de ella.

Cuando su marido —era un poco irreal para ella llamarlo marido ahora— y ella entraron a sus aposentos, Daemon mandó a todas las doncellas y guardias a dejar la habitación y no estar cerca del pasillo en ningún momento para que él y su esposa pudieran gozar de intimidad.

Una vez fueron dejados a solas, Rhaenyra miró a su marido con ansiedad en sus ojos, pero con emoción también.

Daemon la cogió de las mejillas, con cariño, y apoyó su frente en la de ella.

—No hay motivo para que lo hagamos ya si no estás lista, querida —le dijo, en un susurro.

Rhaenyra abrió los ojos horrorizada.

—Debemos hacerlo —aseguró—. El matrimonio debe estar consumado para cuando la noticia llegue a mi padre.

—No considero que ese sea el motivo correcto para que hagamos esto, Rhaenyra —le dijo Daemon—. Si tienes miedo, podemos hacer otras cosas antes... Hasta que te sientas preparada.

Rhaenyra lo miró a los ojos, conmovida por su preocupación. Estaba segura de que su tío la deseaba en el aspecto carnal, como ya había mostrado en diversas ocasiones, y que aún así le ofreciera la oportunidad de esperar era una demostración de que la quería.

Rhaenyra sabía que muchos hombres no eran tan considerados, y que una vez casados, no esperaban ni una noche a tomar a sus mujeres.

—Quiero hacerlo —aseguró la princesa, con convicción, deslizando sus manos hasta el cabello del príncipe—. Quiero que me recompenses por dejarme sola en el burdel.

Wanna be Yours (Daemon & Rhaenyra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora