Capítulo 13

826 92 40
                                    

Gracias por leer. No os olvidéis de comentar mientras leéis, si queréis. Eso motiva mucho a la escritora (yo) <3

De la sala se apresuraron a salir, no sin murmullos y quejas, todos los altos lords que no formaban parte de la casa Targaryen. Todos querían ver el espectáculo que daban por seguro iba a suceder dentro de la sala, y no entendían porque el rey querría privarles de ello cuando ya estaban allí. Al fin y al cabo, las malas lenguas iban a hablar peor si no sabían lo que había ocurrido dentro de la sala. 

Inmediatamente después el rey Viserys pidió que todos los guardias salieran de la sala, a excepción de ser Criston Cole, con el cual pensaba tener unas cuantas palabras, y el actual comandante de la guardia, ser Harwin Strong, para que les protegiera en caso de ser necesario. 

La seguridad no era algo que preocupaba en exceso a los presentes, sobretodo con Daemon manteniendo una mano firme sobre Hermana Oscura. 

Lord Corlys dudó entre si debía abandonar la sala o no. Al fin y al cabo, él no era familia directa como tal, pero la problemática que iban a discutir le concernía. El rey, antes del apresurado matrimonio secreto de la princesa, le había prometido que su hijo Laenor sería presentado como posible marido. Lord Corlys sabía que esa era la manera del Rey de intentar enmendrar los errores del pasado, y había estado de acuerdo. Al fin y al cabo, si conseguían que Rhaenyra aceptara, su hijo sería rey de los Siete Reinos, y por fin se haría justicia. Pero de nuevo le habían tomado por tonto, volviendo a traicionarlo y dejarlo expuesto a la volatilidad de decisiones de los Targaryen. 

Su esposa, la princesa Rhaenys, le hizo un gesto para que se quedara exactamente donde estaba, lo cual lord Corlys hizo con gusto.

—¿Desde cuándo te consideras familia? —preguntó Daemon a Otto Hightower, que no se había movido del lado del rey para abandonar.

—Soy la mano, mi príncipe. Mi deber es con el rey —contestó el aludido, haciendo un esfuerzo admirable porque cada palabra saliera en su justa medida, sin destilar el enfado y disgusto que sentía. 

Todo esto habría sido evitado si Viserys le hubiera escuchado y hubiera comprometido a Aegon y Rhaenyra cuando no era demasiado tarde. La sucesión estaría asegurada, sin problemática alguna, y ambos tendrían, eventualmente, hijos de pura sangre Targaryen. Se habrían ahorrado todas estas molestias y Daemon Targaryen estaría bien lejos de todos ellos, seguramente ahogándose en el coño de alguna prostituta, sin molestarles en lo más mínimo.

Ahora, sin embargo, el príncipe no se iba a ir a ninguna parte.

—Increíble el punto al que hemos llegado —bufó Daemon—. Mi esposa, nuestra futura reina, y yo mismo, juzgados por traición, y la sanguijuela Hightower como lord Mano sin ningún tipo de represalia. 

Otto Hightower estuvo a punto de responder, pero Viserys mandó que callara con un gesto de su mano.

—¿Te sientes con autoridad suficiente para faltarle el respeto a mi lord mano? —preguntó Viserys, sin ocultar su enfado. Rhaenyra debía admitir que ver a su padre tan enfadado era algo nuevo para ella. 

Su padre siempre había sido la viva imagen de la calma, evitando el conflicto a toda costa. Era algo que volvía loca a su hija, que no entendía como podía tener tan poco deseo por la confrontación. Nunca esperó que sus instintos más primitivos despertarán por algo que ella había hecho. 

—Lo que pienso acerca de tu lord mano no es ningún secreto para nadie, así que no creo sea un problema que lo exprese abiertamente ante mi familia.

—Dado que no estás en posición de ganarte más enemigos en la corte, sugiero mantengas el silencio. —le aconsejó Viserys, dirigiendo su mirada a su hija—. No puedo empezar a expresar lo decepcionado que estoy de ti, Rhaenyra.

Wanna be Yours (Daemon & Rhaenyra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora