Capítulo 5

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Una fuente cercana al palacio Targaryen dice que esa noche se escucharon algunos jadeos ahogados, pero nadie sabe decir con certeza quién fue el causante.

Algunos decían que sería la reina Alicent, que había sido llamada a visitar al rey esa noche, pero nadie podía corroborarlo.

Lo que sucedía de puertas para dentro en los aposentos de la fortaleza, nadie podía saber.

RHAENYRA

De repente, todo el temor que había sentido al ver entrar a su tío en la habitación se evaporó.

Estaba furiosa con Daemon. Era el único sentimiento que albergaba por él en esos momentos.

¿Como osa dejarme sola en un burdel y después venir a interrumpirme como si tuviera algún derecho?

—Vete, tío —respondió, producto de la rabia.

Mantuvo sus ojos fijos en los de su tío en un claro reto. Daemon la observó también, una mueca en su cara.

—¿Para que encuentres a otro que follarte en los pasillos? —se burló— No, mejor me quedo.

Rhaenyra sentía que la rabia se acumulaba en ella cada vez más. Su tío volvía a arruinarle la noche. Primero, dejándola sola y con sensaciones extrañas en el burdel; y ahora no dejándole explorar dichas sensaciones con alguien completamente dispuesto a complacerla.

—No tienes ningún derecho a decirme eso, tío.

—Rhaenyra —advirtió él, su tono apenas un susurro suave—. ¿Debo siquiera comenzar a nombrarte la cantidad de problemas en los que te puedes meter?

—No parecía importarte cuando eras tú el que estaba a punto de follarme, tío.

Esa palabra sonaba vulgar en sus labios, una palabra prohibida. El septo no permitia que se usará, y por lo tanto nadie en la corte la pronunciaba.

A excepción de Daemon, que lo hacía a veces por lo que Rhaenyra había podido escuchar de las doncellas de palacio.

—Rhaenyra... —volvió a advertirle él.

Rhaenyra sabía que estaba entrando en terreno peligroso. Era consciente de que su tío no era conocido por su paciencia o su amabilidad. Dudaba que jamás hiciera nada para hacerle daño a ella, pero no significaba que no pudiera enfadarse con sus palabras.

El tono que su tío empleaba era de advertencia, pero podía notar que había algo más en él. ¿Deseo, quizás?

No, eso no es posible.

Pero parecía que sí. Daemon la miraba fijamente, con los puños cerrados y la vena del cuello marcada por la rabia. Rhaenyra había pensado que estaba enfadado con ella, pero... ¿Y si solo estaba enfadado por encontrarla en esa situación? ¿Con otro hombre que no era él?

—Tío —dijo ella, su voz solo un susurro.

¿Qué es lo peor que podía pasarle? ¿Que la volviera a rechazar? No podía ser más doloroso que la primera vez.

Así que, con una confianza que no sabía si tenía en si misma del todo, Rhaehyra se desprendió de la sabana que envolvía su cuerpo desnudo, mostrándose a Daemon.

DAEMON

Siete infiernos.

En cuanto Rhaenyra se desprendió de la sabana, los ojos de Daemon le traicionaron deslizándose a sus pechos.

Wanna be Yours (Daemon & Rhaenyra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora