Capítulo 6

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RHAENYRA

Cuando los primeros rayos de sol se colaron por su ventana, su tío Daemon ya no estaba en la habitación. Suponía se había ido en algún momento de la noche, para evitar levantar sospechas y ser encontrados en una situación comprometida.

Rhaenyra no pudo evitar tocarse los labios con delicadeza, recordando el toque de los de Daemon sobre los de ella. Inmediatamente la asaltaron un millón de sensaciones en su bajo vientre.

¡Se había besado con él!

Por fin, después de tantos años deseándolo y creyendo que el día nunca llegaría, había sucedido. Y no solo eran sus labios lo que se habían tocado.

Rhaenyra aún podía sentir el tamaño de su miembro invadiendo su garganta, dejándola sin respiración. Inconscientemente, llevo su mano a su garganta.

Justo cuando los recuerdos iban a comenzar a invadirla de nuevo, alguien llamo a su puerta.

—Estoy vestida, pasa —indicó, pensando que sería su doncella.

Su sorpresa fue que, quién entró, era sir Criston Cole.

Rhaenyra no se permitió mirarlo con vergüenza o con arrepentimiento. Ambos habían compartido algo que, si no fuera porque Daemon existía y era el único que ella verdaderamente deseaba, habría estado bien.

—Sir Criston, ¿Sucede algo? —preguntó Rhaenyra, levantándose de su silla.

Se sentía profundamente aliviada de estar ya vestida con su ropa formal y no con algún atuendo de cama. Aunque Daemon había sido cuidadoso en no dejarle marcas en sitios visibles que delataran lo que había sucedido, no había dudado en marcarla en otros tantos sitios menos visibles, como la zona alrededor de sus pechos.

El hilo de sus pensamientos ya iba a volver a perderse en cosas más estimulantes cuando sir Criston habló por fin.

—Princesa, deseo hablar con usted, pero deberá de ser en otro momento —explicó, su tono cuidadoso.

—¿Y porque no ahora, Sir Criston?

—Porque la reina demanda su presencia —anuncio.

Rhaenyra frunció el ceño. ¿Para que, posiblemente, demandaría Alicent su presencia a esas horas de la mañana? No habían estado hablando mucho últimamente, así que no tenía sentido.

—Llevame ante la reina entonces —pidió Rhaenyra, posicionándose al lado de Criston Cole.

Recorrieron los pasillos en absoluto silencio. La princesa saludaba a algunos presentes que le hacían reverencias. Al ver a sus doncellas, Rhaenyra se detuvo un momento.

—¿Habéis visto a mi tío Daemon? —preguntó, en un susurro, para evitar que Criston Cole lo oyera.

—No, princesa. No ha pisado la Fortaleza desde su fiesta de bienvenida ayer por la tarde.

Rhaenyra asintió. Era de esperar que Daemon no hubiera sido pillado por las doncellas o los guardias. Había sido extremadamente cuidadosos tanto para entrar como para salir de sus aposentos, así que debía estar tranquila.

—Princesa, debo rogarle que me perdone y no diga nada a la reina acerca de mi actitud deplorable de la noche anterior —suplicó el guardia mientras caminaban—. Sé que le pido un gran favor.

—No hace falta pedir favores, sir Criston —dijo la princesa—. Contaba con que lo sucedido quedara en el pasado y no lo mencionaramos nunca a nadie.

Sir Criston la miro confundido. Rhaenyra no comprendía que era lo que le pasaba. Le pedía que le guardara el secreto y ella aceptaba, porque tampoco le convenía que nadie más que Daemon lo supiera. ¿Porque parecía el caballero ofendido ante su respuesta?

Wanna be Yours (Daemon & Rhaenyra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora