†Bienvenidos a Ravenhope el pueblo perdido†
Un pueblo casi desconocido, habitado por personas comunes que tratan de vivir sus vidas en paz y tranquilidad, pero como todos los pueblos Ravenhope tiene un lado oscuro que será descubierto por unos jóven...
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‡ POV'S Pearl ‡
Apreté mis uñas contra las palmas de mis manos, mi boca se secó, empecé a sudar como nunca junto con esa sensación horrible de sudor frío, sentía que en momentos mi vista se volvía borrosa, tal vez eran los nervios de estar con Lio, aunque cuando me pongo nerviosa no suele ser así de extremo, en verdad no me siento nada bien. Y creo que se puede notar incluso en el exterior.
— Pearl?
Volví a la realidad.
— Si?!— dije casi gritando.
Lio me miró con un ceño de preocupación. Se removió delicadamente frente a mí y me miró fijamente, como si tratara de buscar la verdad en mis ojos, limpió el sudor que escurría de mi frente con delicadeza y tomó mi cara.
— ¿Te sientes bien?— dijo tocando mis mejillas para comprobar si tengo fiebre.
— E-estoy bien— no había tartamudeado en años— Solo tengo frío.
— Pero estás ardiendo en fiebre— repuso— Deberíamos ir a tu casa.
— No pasa nada Lio— dije tratando de sonreír.
Traté de evitar su mirada, en verdad no quería arruinar mi primera cita con Lio, no ahora, es un momento muy especial y no quiero que nada se interponga, mucho menos un pequeño malestar que se pasará en unos momentos. Busqué algo para distraerlo, entonces vi una carpa que tenía un nombre llamativo “Reflejos del alma”, era el famoso laberinto de espejos.
— Mira— señalé la carpa— Laberinto de espejos, entremos ahí.
Y lo estiré del brazo.
— Bien— dijo resignado— Pero si veo que te pones mal te cargaré y llevaré al hospital, derribare todos los espejos si es posible.— advirtió.
Me reí y asentí.
Cuando entramos todo se puso confuso, ninguno de los dos sabía hacia donde caminar.
— Encontré el camino— dijo Lio.
Pero cuando corrió se chocó con el espejo. Empecé a reír mientras él se quejaba del dolor, aunque después se le hizo inevitable reír junto a mí en ese momento.
Tomé su mano y nos empecé a dirigir hacia un posible camino, al parecer lo estaba logrando pues hasta ahora mi nariz no se había estampado con ningún espejo.
— Lio, lo estoy logrando— dije riendo— Al parecer acabo de engañar a los espejos¿No crees?
No recibí respuesta.
Entonces me di cuenta que Lio ya no estaba tomando mi mano. Cuando volteé a ver, él ya no estaba junto a mí. miré alrededor pero lo único que veía era a mí misma, reflejada en un millón de espejos. Los mareos volvieron y me puse muy nerviosa.
