Capítulo 17.

683 107 19
                                    

La omega de los Yeh había llegado, y la noticia de su llegada se había esparcido en cuestiones de segundos.

- Es tan hermosa - dijo una de las mucamas, quien había sido la encargada de llevar las cosas de la omega a su habitación y acomodarlas, mientras estaban almorzando - su cabello es de un rubio que casi llega a ser blanco, y es espeso y abundante, su piel más blanca que el marfil, y sus ojos son brillantes - les contaba con entusiasmo.

- Su aroma a peonia es adictivo, se siente por toda la mansión - dijo Ryujin, con la misma emoción que el de la mucama - ella y el señor Hwang seguro tendrán cachorros tan perfectos y hermosos - y de solo imaginarlo, una fuerte presión hizo acto de presencia en tu pecho.

Yeh Shuhua no era una omega cualquiera. No, claro que no. No solo era bella, sino que incluso era agradable, pero por sobre todas las cosas, tenía el carácter de un alfa. La pequeña Shuhua de tus recuerdos siempre había sido una omega combativa, energética y manipuladora.

Inteligente como pocos.

Todo en esa omega gritaba que era perfecta para el alfa. Y estas tan seguro de ello porque la había visto crecer, sabías lo especial que era, y sabias lo mucho que deseaba quedarse con el alfa.

Aun recuerdas cuando había tenido la oportunidad de cancelar su matrimonio con el hijo mayor de los Hwang y ella se había negado con tenacidad, mentón levantado y mirada penetrante. Su parte obstinada que algunos creerían sería un defecto por su condición de omega, en tu opinión, era lo que la hacía aún más increíble.

- Tan delicada y sumisa - halago una, y hasta te dieron ganas de reír.

No. Shuhua nunca sería ninguno de esos adjetivos. Ella era perfecta, y su habilidad para encubrir su verdadero carácter hacia los demás era el mejor.

Desde la vez en la habitación donde trabaja el alfa, tres días atrás, que no habías sabido nada del alfa mayor de los Hwang. Ya ni en el jardín te visitaba.

La omega Yeh había llegado el día anterior. Había sido toda una revolución, al punto que los betas halagan su aroma, mientras que quienes eran humanos como vos, no dejaban de hablar de su belleza.

Tal vez fue por ello que elegiste plantar peonias, meramente por un capricho, y es que realmente querías saber cuál era ese aroma que tanto halagaban. Pero al momento de revisar las semillas que había en el depósito, no había ninguna que no fueran las de siempre.

Debías ir a comprar al pueblo, pero para ello debías pedir permiso y dinero a algunos de tus amos, lo cual no veías posible, al menos ahora, y es que la omega Hwang seguramente te encerraría en el calabozo si le hablabas, así que tus opciones estaban limitadas solo al alfa mayor o la alfa menor.

Uno no te quería ver, a la otra no te sentías preparado aun para ver.

- Hyung~- escuchas detrás tuyo y a los segundos sientes un peso extra en tu espalda, como siempre - hola Minho Hyung - saludo el pequeño beta con su sonrisa de zorrito, sus brazos colgando por sobre tus hombros y pecho.

- Hola – respondes mirando de reojo al pequeño beta.

- Luce pensativo Hyung, ¿qué sucede? - pregunto dejando de estar encima de ti, para ahora quedar de pie al frente tuyo.

- Quiero plantar unas flores, pero no tengo semillas - explicas y el pequeño beta asiente con la cabeza.

- Vamos a comprar- dijo con una gran sonrisa - ven, vamos a pedirle a la Señorita Yeji que nos deje ir - dijo mientras te tomaba de la muñeca y llevaba arrastrando.

El Alfa que se Enamoro de un Humano - HyunHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora