Capítulo 25. Final

1.1K 119 69
                                    

A la edad de cinco años ya habías aprendido a leer algunas palabras, pero lo que más te gustaba en esa época era pasar largas horas dibujando.

Amabas dibujar, aunque tus obras de arte fueran rayones que simulaban ser paisajes.

Pero cuando aprendiste a leer con mayor fluidez, comenzaste a comprender los significados de las palabras y descubriste los pequeños libros con cortas citas de poesía supiste que ese era tu nuevo amor.

Así que no era extraño encontrarte en la biblioteca, ya sea dibujando o buscando algún libro encantador de poesía para leer a pesar de que apenas tenias ocho años de edad.

El problema fue cuando tu padre lo descubrió.

Él odiaba esas cosas. Decía que eso era para omegas inútiles.

- ¿No eres un alfa? - te pregunto con repugnancia en la voz - tu hermana es mucho más alfa que vos, ya caza, sabe disparar la escopeta de manera certera, a diferencia de ti que solo lloras cuando te llevo a cazar y no haces nada... te comportas como una puta omega - escupió - me das asco y vergüenza, maldigo el día que decidí dejarte nacer.

Cada palabra se grabo en tu corazón como si fueran puñales inamovibles.

Así fue como terminaste llorando escondido en el jardín. Ese siempre había sido tu lugar seguro cuando sentías que debías ocultarte, y es que si había algo que tu padre odiaba más que el hecho de tu afición por el arte, era que lloraras por cada pequeña cosa.

No podías evitarlo.

Algunas veces desearías ser más como tu hermana. Yeji a su corta edad ya hasta te derrotada en una simple pelea mano a mano.

Fue entonces, mientras llorabas y te odiabas por no ser suficiente para tu padre, cuando lo oíste.

- ¿Qué sucede pequeño? - pregunto aquel extraño en un tono de voz bajo mientras una cálida mano acariciaba tu cabeza.

Hacia mucho desde que no recibias al menos un pequeño gesto así. Ni tu madre lo hacía. Y quizás por ello te dio confianza y hablaste.

Le contaste que tu padre pensaba que eras un inútil y que tu hermana era mejor, y tras decirle aquellas palabras que apuñalaban tu corazón, el extraño tomo tu rostro con sus dos cálidas manos, retirando las gotas de lagrimas que caían de tus ojos con sus dedos gordos.

- ¿Por qué dice eso? - te pregunto aún conservando aquella voz suave.

- Porque di-dice que lloro por todo, co-como si fuera un estúpido omega - lloriqueas al decirle una parte de la verdad, recordando inclusive el tono de voz que tu padre usaba cuando te llamaba así.

- Yo creo que un alfa que puede llorar es un alfa genial - dijo el extraño y te sonrió, tomando tu nariz con sus dedos y tironeándola de manera juguetona.

Allí fue cuando lo viste de verdad.

No sabías que era ese sentimientos, lo que si sabias era que de repente tu corazón comenzó a latir con más fuerza y que tu rostro comenzó a arder.

De repente tenias la necesidad de volver a verlo, como te había pasado cuando habías dibujado por primera vez, o habías logrado leer y comprender tu primer poema.

Un par de años después pudiste descifrar que significaba aquello.

Todo se resumía en que simplemente te habías enamorado. Y es que cuando viste por primera vez a Minho, eso fue amor a primera vista.

Tu padre había llevado una omega para que tuvieras tu primera vez, el problema es que aún no había llegado ni siquiera tu primer celo. No sabías que se debía hacer, pero por sobre todo, tampoco querías.

El Alfa que se Enamoro de un Humano - HyunHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora