Capítulo 16.

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Desde esa vez, cada noche como si fuera lo más normal del universo, el alfa te cogía sin falta, algunas veces llegando a hacerlo hasta dos o tres veces. Te quedabas largas horas en la madrugada montando al alfa o siendo montando por él, al punto que estabas tanto tiempo allí que no sabes en que momento exactamente terminaste tomando duchas en el baño personal del alfa porque debías irte a comer y trabajar al jardín.

Algunas veces te encontrabas despertando cuando la noche estaba haciendo acto de presencia luego de haberte quedado completamente dormido mientras estabas trabajando. Y agradecías que nadie te hubiera visto en esos momentos, o podrían tranquilamente tirarte de patitas a la calle -sobre todo si quien te encontraba era la Omega Hwang-.

El alfa más de una vez te decía entredormido que no lo hicieras, que no fueras al jardín, que te quedaras alli por siempre encerrado entre esas cuatro paredes, pero siempre pensaste que no lo decía enserio.

¿Por qué un alfa de su status querría tener a un simple humano en su habitación?

La duda siempre estaba allí, dando vueltas en tu cabeza a pesar de que el alfa te hacia suyo, y en esos momentos te susurraba en el oído que le pertenecías. A pesar de que te recordaba que no había manera alguna de que te dejara ir.

Cada madrugada te decia que volvieras a la noche siguiente, que te iba a estar esperando. Hasta el día anterior.

- No vengas por una semana - dijo el alfa cuando saliste de lavarte, ya vestido - y lleva esto contigo Hyung - y te tiro el pote blanco tan conocido para ti, el cual agarraste con tu mano izquierda.

- Entendido Señor - respondiste haciendo una reverencia para luego irte.

Durante todo el camino, por todo el día pensaste cual podría haber sido el motivo para que el alfa te diera aquella orden. No entendías que habías hecho para que no quisiera que lo visitaras.

¿Habrías cometido algún error?

Quizás el alfa viajaba y no iba a estar, por ello te había ordenado no volver a su habitación.

- Escucho el rumor Hyung - dijo el pequeño beta recostado sobre tu espalda con ambos brazos colgados sobre tu pecho.

El día casi estaba por terminar. El sol poco a poco se iba ocultando y ya podías ver la luna en lo más alto, el cielo estaba de un color anaranjado, un poco rosado y violeta. Hermoso si te preguntaban.

Miraste al pequeño beta con aquella sonrisa zorruna, quien esperaba que le respondieras, mas elegiste no decir nada. Hyukjae siempre decía que huyeras de las charlas de pasillo. Estas solo traen problemas y malos entendidos.

- Viene la prometida del Señor Hwang, la omega con la que se dice está comprometido desde el nacimiento, y al parecer es para que pasen sus celos juntos - dijo el niño levantando las cejas de manera sugerente.

Ah... ahora todo tenía sentido.


Te sentías... no sabes cómo describirlo. Estabas irritado, pequeñas cosas cotidianas que no te significaban nada en la monotonía de tu vida ahora te hacían sentir como si quisieras llorar, gritar y golpear algo, todo al mismo tiempo.

Nunca te habías sentido así.

- Te ves molesto mi bello Min - dijo el beta tomando asiento a un lado tuyo en el comedor cuando ya nadie quedaba allí, su brazo sobre tu hombro - ¿a qué debemos el honor de ver una expresión nueva en tu rostro?

Presionaste tu mandíbula.

El beta te irritaba. Su voz, su confianza para invadir tu espacio personal, su sola presencia y sonrisa estúpida te daban ganas de golp...

El Alfa que se Enamoro de un Humano - HyunHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora