Capítulo O2.

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Yeh Shuhua había sido prometida al nacer a uno de los hijos de los Hwang. La pequeña omega solo un año menor al mayor de los Hwang, así que a él había sido destinada.

La familia Yeh te había pedido personalmente, debido a que habían oído el rumor de que quien mantenía de manera tan hermosa el jardín de los Hwang era un humano de no más de 12 años de edad.

Así fue como cuando se enteraron que los Hwang pensaban tirar a su esclavo a la calle lo habían pedido para ellos mismos. Así fue como terminaste con esa familia.

Eran menos severos que los Hwang. Exigían respeto como cualquier familia importante, pero no lo imponían a golpes. Hasta algunas veces saludaban al pasar y te preguntaban cómo estabas.

Al comienzo desconfiabas.

Un mes después comenzaste a creerles a los demás sirvientes de la mansión cuando te decían entre susurros que en esta familia no eran como los demás.

De todos modos había una regla. Dirías que era la única regla que realmente podría derivar en una expulsión inmediata -por fuera de las reglas comunes e implícitas para todos, como eran si robabas, o si les faltabas el respeto a tus amos-. Esta regla consistía en: están prohibidas las relaciones entre esclavos-o sirvientes como ellos les llamaban-.

Si por cualquier motivo se llegaba a descubrir que dos esclavos estaban en una relación, eran echados sin más.

Estaban forzados al celibato. Y, si alguien te preguntara, no era algo que realmente te importara, porque no había nada en lo relacionado a la sexualidad que te llamara la atención.

Dos años después de trabajar solo en el jardín, les habías comentado -no sin temor a que pensaran que les querías hacer daño- que habían unas flores que le daban un exquisito sabor al té.

La omega Yeh te pidió le dieras una muestra. Lo preparaste y se lo serviste personalmente. Desde esa vez te hizo su sirviente especial.

A tus 18 años eras el segundo mayordomo al mando, solo siendo superado por el beta que trabaja con ellos desde toda su vida. Eras el favorito de la familia Yeh, no solo por el modo en que preparabas el té, o por como mantenías el jardín. No. Por lo que más destacabas era por tu falta de expresividad.

No hablabas más de lo necesario. No mirabas más de lo necesario. No emitías juicios de valor de nada, sobre todo porque realmente no le veías el sentido.

Pocas cosas llamaban tu atención, y entre esas pocas cosas el único recurrente eran las plantas que estabas cuidando cada día.

Admites, de todos modos, que algunas veces, cuando te encontrabas solo entre las cuatro paredes oscuras de tu habitación a la noche te preguntabas como seria la vida del niño mayor de los Hwang.

Su padre era temido por todos, y cuando dices todos, era todos. Ahora que eras un poco más mayor sabías el temor que impartía. Ni los Yeh, que habían prometido a su hija omega a la familia querían verlo más de lo requerido. Sus visitas se resumían a ir ellos a la mansión de los Hwang, pero los Hwang nunca a esta.

Y lo agradecías. De solo escuchar su nombre tu estómago se revolvía y podías sentir como si tus costillas estuvieras de nuevo fracturadas.

Entrando a tus 19 años Shuhua tuvo su primer celo. Nunca habías visto a un omega entrar en uno, y cuando ese hecho aconteció, al ser el único esclavo humano de confianza que se encontraba cerca, fuiste a quien se le asigno que le llevaran su comida.

Cuando entraste a la habitación a dejar su comida, la niña pequeña que reía mientras hacía pequeñas travesuras se había abalanzaron hacia tu persona, queriendo, suplicando, que detuvieras su malestar, abrazándote por el cuello y pegándose a tu cuerpo de manera obscena.

No recuerdas como la alejaste, lo único que si sabes es que el shock había sido tan enorme que apenas saliste del cuarto terminaste lanzando lo que había dentro de tu estomago a un costado de la puerta. Lo que supones hizo que te sintieras así es que en ese momento los recuerdos de tu infancia volvieron.

De ver como usaban a las humanas mujeres que te cuidaban como si fueran solo un agujero donde poner su pene.

- ¿Deberíamos avisarle a los Hwang? - pregunto la omega Yeh, al día siguiente mientras estabas sirviendo el té.

- No, nuestra niña aún es muy joven, debemos retenerla lo más que podamos - dijo la alfa Yeh- con suerte el hijo de los Hwang dejará embarazada a otra omega y podremos deshacer este estúpido matrimonio.

Cuando transitabas los 21 años, llego una noticia que los dejó impactados a todos. Incluso a ti mismo, siendo que te considerabas una persona que creías pocas veces la vida te podría volver a sorprender.

- El alfa Hwang ha muerto - dijo la alfa Yeh, mientras leía de nuevo la carta, la mano que la sostenía temblando.

- ¿El hijo? - pregunto la omega Yeh, y sentiste una pequeña presión en el pecho al imaginarte a aquel niño que lloraba escondido entre los arbustos sin vida.

- No - dijo la alfa, y no fue tu imaginación el alivio que atravesó todo tu cuerpo al oírla - el padre.

Un año después, a tus 22 años, el pequeño niño apareció en la puerta de la mansión Yeh. Delgado, alto, rubio, con una mirada que podría congelar a cualquier cosa que estuviera sobre la tierra.

Ya nada de aquel pequeño niño que lloraba entre los arbustos se hizo presente con su presencia.

Recuerdas verlo desde lejos, ya que esta vez el encargado de atenderlos había sido el mayordomo principal. De todos modos estabas cerca en caso de que tu servicios fueran necesarios.

- De mi parte, no cancelare el compromiso por respeto a la memoria de mi padre - escuchaste dijo, ya que te encontrabas de pie a un costado de la puerta que daba a la habitación, del lado de afuera - a menos la omega me lo pida, si ella no quiere, no la forzare y será libre - dijo con voz monótona.

Mandaron a llamar a la omega Shuhua, y le consultaron que quería.

Ella ante la pregunta hablo, y pudiste imaginar su sonrisa por el tono de voz que uso. Ella quería al alfa de los Hwang.

Ese día habías visto al alfa Hwang desde lejos, y él no había parado en tu presencia-lo cual no te sorprende-. En esos momentos ni siquiera pensabas que él podría recordarte.

Quizás ese fue tu error, no debiste de asumir cosas. Desde allí comienza todo el problema.

Hoy tienes 24, el alfa Hwang 21 y la omega Yeh 20.

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El Alfa que se Enamoro de un Humano - HyunHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora