Capítulo 22.

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Había algo que a pesar de los años siempre te dolía de la misma manera, y era saber que no podías hacer nada cuando el celo del alfa se acercaba.

Algunas veces crees que el alfa lo intuía, que presentía aquella angustia que te atormentaba, porque era en aquellos momentos específicos cuando te anudaba, corriéndose dentro tuyo, pegado a ti mientras besaba cada porción de piel cerca; y a pesar de que esas veces dolían de manera absurda, aun así, siempre se sentía tan bien a la vez.

Hoy estabas nuevamente así, decaído, y es que el celo del alfa estaba cerca, él mismo te lo había anunciado, te había dicho que probablemente en los próximos dos días no te iba a poder ver.

Lo que habías aprendido después de convivir con el alfa por tanto tiempo es que los días previos a su celo su temperamento cambiaba, era por sobre todo mucho más agresivo. Podías contar con tus manos las pocas veces que habían estado antes de que el alfa entrará en celo, y lo que todas tenían en común era que esas veces siempre sentías las piernas como si fueran gelatina luego de estar con él.

Algunas veces no podías ni siquiera sentarte sin sentir dolor.

Y la verdad sea dicha, te gustaba.

Más que eso, te encantaba cuando te usaba como si solo fueras un agujero, porque en esos momentos volvías a valer nada, como siempre te dijo Hyukjae.

Valías nada, "...menos que la tierra en la suela de los zapatos de tus amos".

No valías lo que los ojos del alfa reflejaban la mayor parte del tiempo, porque solo eras un humano roto, sin futuro... un esclavo.

Tal vez solo querías volver a sentirte como si fueras nada una vez más, y es por ello que fuiste a su habitación, para estar con tu alfa al menos hasta que su celo iniciará.

Cuando entraste al cuarto no había nadie.

Miraste los alrededores. Hacía mucho tiempo, años la verdad, desde que no entrabas allí. Pensaste en recibirlo como antes, desnudo y en cuatro.

Sería interesante ver cómo reaccionaría si te encontrara así después de tanto tiempo.

Te desvestiste. Pero antes de que te acostarás en la cama la puerta se abrió.

Por medio segundo tuviste miedo. ¿Y si entraba la madre del alfa? ¿O la ahora omega Hwang? O peor aún... el cachorro del alfa.

- No deberías estar aquí- escuchas. La voz sale áspera, gruesa, casi como si fuera de mando.

Sentiste tu corazón saltearse un par de latidos antes de comenzar a latir con fuerza.

Te giraste y frente a ti no estaba el Hwang Hyunjin que conocías. No. Ese de allí era el alfa en su versión más primitiva, ojos dorados, venas marcadas en cada parte de su cuerpo hasta llegarles al cuello.

En dos pestañeos el alfa te empuja hasta que caes en la cama y te toma desde la cara interna de tus rodillas, tira hacia adelante haciendo que quedes curvado y lo siguiente que sientes es su lengua en tu ano.

Una pierna tuya cae sobre su hombro cuando deja de ejercer fuerza hacia adelante, mientras gimes.

Se sentía tan bien sentirlo morderte allí abajo, que no pudiste no tomar parte de su cabello entre tus dedos. El alfa quita su cabeza de entre tu culo y comienza a chupar te pene con fuerza, lo que produce una mezcla inexplicable entre dolor y placer.

- Mi señor - gimes, enredado ambas manos en su cabello - Mi Hyunjin -gimes cuando se baja el cierre del pantalón y te penetra sin nada más que la saliva que había quedado de cuando te había lamido el ano - mi alfa~- lloras al sentir cada estocada.

El Alfa que se Enamoro de un Humano - HyunHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora