Capitulo 30.

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Thomas sonreía, satisfecho al sentir tal demostración de poder de sus seguidores. Causaba para él un placentero escalofrío, pero a la vez era cálido y protectora.

Estaba esperando la entrada de Harry para poder contarles los detalles que iban a decidir el futuro de su organización. Ahora tendría que actuar con discreción, en las sombras. Aún tenía que encontrar la manera de sacar a sus fieles seguidores de Azkaban para poder devolverles sus recuerdos.

Luego de que terminaran de hablar sobre él por qué Harry estaba con él. Severus ya habría llegado de su reunión en Gringotts para solucionar el problema de James.

Ya habían quedado que, por la seguridad de ambos, ellos se quedarían en la mansión Gaunt. También ayudaría a James a manejar nuevamente su magia ya que su núcleo mágico estuvo bloqueado por mucho tiempo.

Thomas carraspeo suavemente para llamar la atención de sus seguidores.

-Pero antes de informales sobre todo lo ocurrido quiero presentarles a alguien...

(...)

James no pudo dormir en casi toda la noche, temiendo que todo lo que había sucedido fuera producto de su imaginación. Moviéndose de un lado al otro en la cama, sentía que en cualquier momento el corazón se le saldría del pecho. Tampoco podía dejar de pensar en Severus, en sus ojos negros como la noche, pero con un brillo especial y cautivador, su cabello largo y lacio.

Sentía un extraño escalofrío en todo el cuerpo al recordar el abrazo de la noche anterior. Su cuerpo hormigueaba y su cerebro repetía incontables veces el suceso.

Eran las seis de la mañana y el sol aún no salía y parece que le sería imposible volver a conciliar sueño. Por lo que tomó una ducha ligera y comenzó a preparar una pequeña valija con junto con usado diario que le habían entregado en el hospital. Tenía anotaciones desde que despertó junto con todos los extraños sucesos que pasaron a su alrededor.

Ya había llamado a la escuela avisando que estaría indispuesto unos días, y que lo más pronto posible les enviaría un certificado médico.

Hizo tiempo mientras se preparaba una gran taza de té con un libro para mantenerse entretenido. El tiempo pasaba tan lento que lo ponía nervioso.

Pero por suerte la lectura se puso muy interesante por lo que recién noto el paso del tiempo cuando el timbre sonó.

Se levantó abruptamente de la silla, golpeando se la rodilla con la mesa y tropezando con sus propias cosas.

- ¡Maldita sea! - Gritó por lo bajo, nervioso- ¡En un momento abro!

Corrió rápidamente a la entrada donde un elegante y refinado Severus Snape lo esperaba. Con una ligera sonrisa y un bolso en su mano.

- Buenos días, James...-Dijo con voz divertida al escuchar el ruido del otro lado de la puerta. El realmente no había cambiado en nada- ¿Estás listo?

James por un momento se quedó mirando fijamente al hombre frente a él. Casi embobado, su cabello negro brillaba con la luz del sol, lacio y recogido en una coleta baja, unos suaves mechones enmarcaban su fino rostro, junto con unas delicadas pestañas que embellecían sus profundos ojos negros.

Una larga gabardina negra acentuaba su cintura en conjunto con un sweater negro y una camisa blanca.

Llego a sentirse algo intimidado ante tanta belleza, quiso correr al baño a verse en un espejo ya que sentía que su cabello era un desastre.

Pero para Severus, James siempre había sido de lo mas sublime. Durante sus épocas de Hogwarts mujeres y hombres de todas las casas miraban con suma envidia al heredero Prince.

No eres lo que esperaba (Tomarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora