Un Amor Por Conocer

Conociendo Tus temores parte 2

Aquí está su amiga, podemos continuar.

_ Ya que ella está aquí, supongo que sí.

_ Bien, apliquen le la anestesia, para comenzar.

_ Vas a estar bien, ellos son profesionales y todo pasará rápido, además no pienso irme de aquí sin ti.

_ Eso losé. En ese momento le inyectaron la anestesia, la cual comenzó hacer efecto muy rápido, dejándolo dormido y los doctores comenzaron a operar, yo salí de ahí y me quedé observándolo desde una ventana de vidrio, al final terminaron de operarlo y él despertó.

_Eso lo sé. En ese momento le inyectaron la anestesia, la cual comenzó hacer efecto muy rápido, dejándolo dormido y los doctores comenzaron a operar, yo salí de ahí y me quedé observándolo desde una ventana de vidrio, al final terminaron de operarlo y él despertó y yo estaba a su lado.

_ Listo, ya todo terminó. Su voz en ese momento era mucho más suave que de costumbre, era producto de la anestesia, que poco a poco abandonaba su cuerpo dormido.

_ Sí, ya todo terminó, ahora solo queda esperar a que tu pierna mejore y a que mi madre y tu abuela lleguen.

_ Que tal, si mientras esperamos visitamos la cúpula, sé que cuando ellas lleguen no podremos ir.

_ Bueno, si eso quieres vamos, pero antes debes sentarte en esta silla de ruedas.

_ Bien, ¿me ayudas?

_ Claro. Lo ayudé a sentarse en la silla y comencé a sacarlo del hospital.

_ Oigan, aún no se pueden ir, sus representantes deben pasar por ustedes. Comencé a correr en medio de risas, mientras que Andrés hacía lo mismo, estuve a punto de llevarme a un doctor que cargaba unos papeles en las manos, los cuales dejo caer al suelo por susto y una señora mayor que pasó a nuestro lado, le callo un poco de café caliente en su blusa al vernos, y un doctor mayor que estaba secando un charco de agua, resbaló en él y callo sentado al tratar de esquivarnos, la doctora nos siguió hasta en piso diez y como es un poco gorda se detuvo y nos dejó ir salimos del hospital, al salir nos seguíamos riendo de todo lo que pasó.

Al final llegamos a la cúpula de vidrio construida en lo alto del edificio del Reichstag y diseñada por el arquitecto Norman Foster, hoy en día es un centro cultural y un museo. También tiene una cafetería y una zona donde la gente está tranquilamente leyendo. En sus orígenes nació como centro de acogida de indigentes en Marsella. Está en la zona del Panier y es muy interesante.

Estando ya en la cúpula me senté a descansar un poco las piernas y Andrés sacó su teléfono.

_ Me imagino que tú ya has leído Romeo y Julieta más de mil veces.

_ Sí, lo he leído muchas veces, tantas que ya no recuerdo cuántas veces han sido.

_ Entonces eres una gran lectora y conocedora de la historia que hay entré los personajes.

_ Supongo que así es.

_ Hay una hermosa frase que Romeo le dice a Julieta y me gustaría leer la para ti, claro solo si tú me lo permites.

_ Sí, tú quieres, no te lo voy a impedir. Coloqué mi mano sobre mi mejilla.

¡_ Ok aquí voy, Ah, es mi dama, es mi amor!
¡Ojalá lo supiera!
Mueve los labios, más no habla. No importa. Hablan sus ojos; voy a responderles.
¡Qué presuntuoso! No me habla a mí.
Dos de las estrellas más hermosas del cielo
tenían que ausentarse y han rogado a sus ojos que brillen en su puesto hasta que vuelvan. ¿Y si ojos se cambiasen con estrellas?
El fulgor de su mejilla les haría avergonzarse, como la luz del día a una lámpara; y sus ojos lucirían en el cielo tan brillantes que, al no haber noche, cantarían las aves. ¡Ved cómo apoya la mejilla en la mano!
¡Ah, quién fuera el guante de esa mano!
¡Por tocarle la mejilla!