Olvidando sus ojos azules.

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_ Oye crees qué Andrés ya allá llegando.

_ No lo creó, hubiese salido a disculparse por dejarme solo con una chica rara, te avisaré cuándo llegué.

_ Sería bueno, me extraña qué él te haya dejado.

_ A mí también, él no es el mismo, desde qué, olvídalo.

_ ¿Desde qué? Dímelo.

_ No, no lo are. Él entró en su casa y cerró la puerta, eso hizo qué regresará a mi casa con esa duda en mi mente.

_ ¿Qué será lo que André no me quiere decir? ¿Tendrá algo que ver con su hermano Anthony?, ellos tienen muchas cosas que no sé y eso es interesante, me pregunto ¿en dónde estará Andrés en este momento? Y porque dejaría a André solo, cada vez entiendo menos y me lleno de dudas, ellos dos son tan complicados, sobre todo André, parece ser el más complicado de los dos.

Dijo mientas subía las escaleras, al llegar a mi cuarto mea coste en mi cama boca arriba junto a ártica, solo pensaba en todo lo que paso el día de hoy, tratando de entender el porqué de la reacción de André, ¿qué sería tan importante que no debería saber? ¿Por qué tanto misterio entre ellos? Más dudas, más preguntas sin contestar, mi cerebro va a estallar si sigo pensando, es como un laberinto sin respuestas, una calle sin salida, serré mis ojos y después de unos segundos escuché mi teléfono sonar con un mensaje de André, me senté en mi cama y abrí el mensaje de voz.

_ Andrés acaba de llegar, sería bueno qué hablarás con él, se ve muy pensativo y ni siguiera quiso cenar, está en su habitación, no ha querido salir de ahí y no me deja entrar, no sé qué es lo qué le sucede, quisiera qué tú hablaras con él, quizás contigo se logre calmar.

_ Voy para enseguida, estaré ahí en unos minutos.

Agatha se colocó unos zapatos deportivos rojos, un suéter azul rey y un jeans azul claro, al salir de su casa vio a Andrés subir al techo de su casa, después de hacerlo él solo se sentó en la orilla, mirando al vacío, como si quisiera saltar desde ahí, al verlo Agatha corrió hacia la casa de Andrés y comenzó a trepar el árbol qué estaba justo al lado de su habitación y llegaba al techo.

_ ¿Qué crees qué haces? ¿Por qué no estás con tu familia? Ella se sostenía de una de las ramas del árbol.

_ Dios mío Agatha, me asustaste, no te vi ahí, ¿no deberías estar con tu madre? Él volteó a mirarla con ternura, aún qué se sentía despedazado por dentro.

_ Yo pregunté primero, ¿qué pensabas hacer? Ella se sentó a su lado, tan, pero tan cerca que el corazón de Andrés comenzó a latir más rápido.

_ Nada, yo solo, solo, solo estaba mirando lo hermoso, qué se ve todo desde aquí. Él pasó su mano por su cuello y dejó salir un suspiro.

_ No me mientas, sé qué no es por eso, qué estás aquí, solo dime la verdad y te ayudaré, se ha lo qué sea.

_ Es qué, no es fácil todo esto, me siento feliz de tener a mi familia conmigo, pero, ahí recuerdos qué comienzan a llegar a mi mente, cosas de mi pasado, qué, aún no he podido superar, es como ver una película una y otra vez y solo quisiera qué, qué se detuviera y me dejará en paz, pero sigue dando vueltas una y otra y otra vez, es interminable, cómo ver a la chica qué te gusta con otro chico o en tú casó ver al chico qué te gusta con otra chica, es un proceso muy doloroso, me quema y me rompe como si yo fuera un pedazo de tela. Sus ojos se tornaron oscuros, más de lo normal, como un azul rey.

_ Tranquilo, sé qué pronto podrás superar lo qué sea, qué te esté sucediendo, sé qué puedes superarlo, yo creo en ti. Agatha redujo a nada el pequeño espacio qué había entre ellos, al darle un abrazo, tomándolo del cuello con ternura, este pequeño acto logró sacarle una sonrisa a Andrés, quién le respondió con un beso en la mejilla y ella a su vez también sonrió. Aunque pareciera mentira, ese abrazo era todo lo qué Andrés necesitaba, para volver a sonreír, después de unos dos minutos las mejillas de Agatha se sonrojaron y las de Andrés también, al sentir el calor en sus mejillas, ambos se separaron y se levantaron.

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