3.- Rotundo fracaso

59 13 4
                                    


Shirley

Mi amigo tenía razón, la fiesta estaba llena de hombres, profesionistas, algunos guapos y quién sabe, quizá con un poco más de tiempo para conocerlos alguno resultara decente candidato para presentarles a mis padres.

Mi problema consistía en que solo tenía un mes a lo mucho para concretar alguna especie de relación, eso sin contar que probablemente el sujeto en cuestión se asustaría en cuanto le dijera que quería llevarlo a una cena de navidad con mi familia.

Porque seamos realistas hoy en día quien les presenta un novio a los padres, si no es con fines de comprometerse, ya que eso da el mensaje fuerte y claro que es una relación sería con fines matrimoniales.

Yo misma me he reusado a conocer a la familia de mis ex parejas, ante la inevitable verdad, yo sabía que no estaba lista y en últimas, terminaría yéndome del lugar.

Thomas siguió recitándonos y mostrándonos los partidos que él consideraba aptos para la tarea que les había contado.

Ellos lo veían como que mis padres querían verme formar una familia, lo que no les había dicho es que no era tan simple, porque desconocían mi real identidad como la heredera de un imperio valuado en mucho...

En cuanto Thomas nos abandonó para ir a socializar, Laura y yo acordamos hacer lo mismo, yo necesitaba con desesperación iniciar mis mini entrevistas.

Mi atuendo estaba lejos de ser el más llamativo, pues solo había optado por una blusa en cuello "v", un conjunto de pantalón y saco en beige con zapatillas color nude. Fue necesario ir al baño para arreglar mi imagen, solté el moño que había hecho a mi cabello y re aplique labial.

Y para agarrar un poco de valentía fui a la barra para que me dieran alguna bebida con bastantes grados de alcohol.

Tal vez una deidad estaba cuidándome, porque ni bien le di un sorbo a mi bebida, apareció un caballero o así se presentó. Andrew, de pediatría, ni dos minutos y ya me había contado varios chistes, los cuales no tenían el efecto deseado. Me pregunté, si no espantaría a los pobres niños.

Al dejarlo me fui a la seguridad de un grupo mixto, así me pareció que podría ver sus personalidades, me aburrí de inmediato, porque hablaban de sus casos médicos, para ellos era algo interesantísimo, no así para mí.

Alguien me invito a bailar y accedí encantada, un cambio sería bueno, solo que termine pisoteada, cómo pueden maltratarte tanto si cada quien bailaba por su lado.

Si hicieran el video del conteo de bebidas, yo ya había perdido la cuenta, ante cada fracaso me terminaba mi trago. No soy tan exigente, o tal vez sí, era la consecuencia de conocer tanto, supongo.

Thomas me hacía señas desde lejos, movía las manos para llamar mi atención, cuando lo logro, formo una "x" con las manos, así que con una sonrisa y un "voy al baño", me escabullí de aquel prospecto.

La noche se me estaba haciendo inusualmente larga, o tal vez era por mi taza de no éxitos, no lograba dar con alguien que pudiera hablar de algo más que no fuera medicina, ¿esperaba mucho?

Este día, me di por vencida, prefería pasarlo bien, sin la auto presión que me puse de buscarme a don míster aceptable.

Jugamos shots de verdad o reto como adolescentes, yo la verdad que no tenía nada que ocultar, pero sus retos eran bastante locos, cuando me sentí mareada lo dejé por la paz.

Mientras hablaba con alguien, una voz muy grave me susurro —¡aléjate de él! —al voltear para averiguar quién había sido solo vi una espalda ancha marcharse.

Comenzó en NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora