8.- Ella es...

43 12 1
                                    



Shirley

Solo nos quedaba una última reunión para definir quién sería mejor para interpretar el papel de mi amado novio, Thomas no podía ir lejos de su trabajo, así que la opción era el comedor del hospital, yo había preferido fuera otro sitio.

Laura nos esperaba con varios alimentos listos para degustar, y yo que moría de hambre, solo agradecí por la cena y ni esperé a Thomas.

—Y bien, ¿quién será? —soltó Thomas tan solo llegar.

—Come primero.

—Estás consciente que tienes poco tiempo para hacer que su historia concuerde y que se vean medianamente cercanos. —Ante esa realidad dejé mis cubiertos, y mi apetito se esfumó.

—Parecen ser profesionales en lo que hacen, no te preocupes.

—¿Tú a quién escogerías? —le cuestione a Laura.

—A mí me gusto Jason, con esos brazos, esos músculos, seguro que te hace sentir protegida. Por cierto, debo irme tan solo termine de cenar, quede de verme con ya saben quién —se refería a su novio, que no nos simpatizaba por la forma en como la trataba, le daba migajas de atención.

Por lo que de nuevo solo quedamos solos con una misma pregunta, —Thomas, la verdad que no tengo un preferido, tú qué opinas.

—Yo vi que con el que más charlaste fue Alex, no sé si fuera atracción o que es muy sociable. Pero ven acompáñame, no puedo seguir aquí.

Me llevo a unas oficinas de donde saco unas carpetas y lo acompañe para que pudiera entregarlas, así no entorpecía su trabajo y le hacía ameno el turno.

—Buenas noches, traje estos archivos, se los podrías pasar. —Le dijo Thomas a una recepcionista fuera de una oficina.

—Llévalos tú y de paso saludas —en ese inter en el que dialogaban sobre si entrar o no, alguien abrió la puerta salió un hombre mayor.

Mi amigo corrió a su encuentro y con propiedad saludo, yo me quise esfumar, para no interrumpir ni que se supiera que andaba paseando en aquel lugar, robándole el tiempo a Thom.

—¡Buenas noches! —me quede quieta, como esas especies que se hacen las muertas para no ser atacadas, quizá si no me movía no me vieran. Porque aquella voz la conocía bien.

—Mira Marc, justo de quien te hablaba —Hermes llego a mi lado, paso su brazo por mi espalda y tomo mi hombro para girarme —Ella es Shirley, mi prometida —yo voltee a verlo de forma mecánica, creí que la cabeza se me caería como a un muñeco desencajado.

Por su parte, Thomas me vio de forma acusatoria, yo solo le dirigí una mirada que le decía que no sabía de qué hablaba, alce un poco mis hombros.

—Pues tu novia parece algo sorprendida —comento el hombre a quien Thom saludo respetuosamente.

Hermes me miro y apretó mi hombro que seguía sujetando —ayúdame con esto —dijo entre dientes.

Sonreí ampliamente, avance unos pasos y extendí una mano —perdón, fue la sorpresa de ser descubierta, hoy no venía a verlo, solo pase a ver a mi amigo y señale a Thom.

El hombre se presentó como el director médico del hospital.

En cuanto se terminaron las charlas de cortesía, Thom fue a hablar con el jefe de trabajo, en lo que yo me quede con Hermes y detrás de nosotros la secretaria del director. No podía recriminarle en aquel momento.

Cuando Thomas salió, solo quería alejarme de aquel sujeto que me acababa de presentar como su...

—Vayamos a mi oficina —ofreció Hermes, así que lo seguimos.

—¿Por qué le mentiste al director? —le inquirió Thomas.

—Por conveniencia, quiero su puesto y él mismo sugirió que debo ser un hombre de familia, ser más sociable, porque lo demás ya lo tengo. —Era más o menos lo que me había contado a mí.

—¡Estás loco!, si se enteran de la mentira estás fuera —refuto Thomas.

—Solo estaré comprometido mientras me dan el puesto, luego inventaré que tuvimos diferencias irreconciliables y listo.

—Pues yo no te pienso ayudar —por fin intervine —así que te has metido en un buen lío.

—No entiendo tu renuencia, sería una ayuda mutua, a ti te conviene al igual que a mí.

—¿De qué me perdí? —pregunto Thomas.

—Le propuse una cooperación, yo asisto a su cena familiar y ella me ayuda con lo que sea que tenga que hacer para que me crean que estoy por casarme.

—Por supuesto que no acepte —conteste.

El celular de Thomas sonó y nos quedamos en silencio, él salió a contestar su llamada, para solo decirnos que tenía que volver, me dejo ahí con él.

—Supongo que no lo has meditado, y por lo menos debo agradecerte el no haberle comentado nada a Thomas como te lo pedí. Pero te sugiero que contemples los pros y los contras, te darás cuenta de que soy mejor candidato que esos gigolós que pensabas contratar.

—Yo esperaba obtener una disculpa por ponerme en esa situación tan incómoda, pero veo que solo fue un deseo mío, por tu forma de hablar y actuar veo que jamás te paso por la cabeza, ¿cierto?

—Si lo contemple, pero era lo que menos prioridad tenía en mi lista, lo que me importa es que aceptes este trato.

—Quizá esa disculpa te hubiera ganado mi aceptación —me levante, y sin decir una sola palabra me marche.

Podía ser todo lo exitoso e inteligente, pero en cuanto a relaciones interpersonales es un fiasco, no tiene en cuenta a las otras personas, le falta empatía.

Me uso y ni un "gracias" recibí, ser usada me enojo, ese hombre siempre saca de balance mis emociones.

...

Antes de meterme a bañar, oí el timbre de mi departamento, era demasiado temprano para una visita.

Thomas, estaba en frente a mi puerta con una cara de zombi, que no podía con ella, me apresure a abrir.

—¿Qué haces aquí? Deberías estar en tu cama durmiendo, —se metió directo a mi recámara, se aventó a mi cama.

—Ve a bañarte, te espero, debemos hablar.

Hice lo que sugirió, seguí mi rutina, al salir escuché como roncaba, no lo desperté, en vez de ello seguí alistándome para irme al trabajo.

—¿Intentas escapar?

—Habla, pareces medio muerto.

—Hermes es tu solución, sí, es un tipo raro, pero es mejor que cualquiera de los que entrevistamos, no le tendrás que pagar, a él le interesa al igual que a ti esto de fingir ser una pareja, que mejor motivación que esa.

—Eso era tan urgente, para venir a esta hora y hablarlo, ¿Cómo te compro?

—No seas tonta, él me cae bien, solo te estoy dando mi punto de vista y sabes que tengo razón, soy bueno para juzgar el carácter de las personas.

—Vete a dormir, me voy que se me hace tarde...

Comenzó en NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora