9.- Disculpa

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Shirley

El proyecto que tenía se estaba alargando porque los clientes estaban indecisos, no sabían cuál campaña escoger, y yo no tenía una pisca de paciencia, esta era la cuarta revisión y ellos seguían dudando.

Así que los referí con mi alterno, él elegiría por ellos, conociéndolo, suele ser muy persuasivo.

A la salida del trabajo llamé a Laura para contarle lo que se perdió al irse con su novio, un mini drama que se suscitó en los pasillos del hospital. Ella lo vio como conveniente, hasta de su candidato preferido se olvidó, al igual que Thomas, abogo por Hermes.

—Ya Shirley, te ahogas en un vaso, no inventes..., te apuesto que tú te le hubieras colgado del brazo a Hermes si el que salía de esa oficina fuera tu padre, ¿niégalo?

—Pero igual no se disculpó —contraataqué.

—Hubieras dejado pasar la oportunidad, velo desde su perspectiva. Dices que él no empatizo contigo, pues tú tampoco lo estás haciendo.

—¿Segura que eres mi amiga? —le reclame.

—Por supuesto, solo no te hagas la víctima y aprovecha que él también necesita tu ayuda.

—Es que no has tratado con él, es un arrogante... —me callé en el acto, porque lo vi parado ahí fuera del edificio donde laboro. —Luego te llamo.

Ya no pude dar media vuelta o tomar otra ruta, me había visto, él de unos cuantos pasos acorto la distancia.

—¡Buenas noches! —extendió una bolsa de bakery shop, la cual puso en alerta mis sentidos, hasta pase saliva.

—¡Buenas noches! ¿Y eso? —lo cuestione.

—Es una ofrenda de paz —contesto, mi mano derecha tomo a la izquierda para que no callera en la tentación.

Hermes tomó mi mano y me la entrego —yo... —no me quedo de otra que decir —gracias.

—¿Tienes planes?

—No.

—Entonces, permíteme llevarte a tu casa.

—No es necesario.

—Insisto, ¡por favor! —suspire y asentí, —por aquí.

Le di indicaciones de a donde ir y la dirección que busco en goo.gle maps, —te recomiendo que bebas tu café, o se enfriará —me sugirió, por lo que abrí la bolsa y saqué el vaso.

Eso me ayudo a entretenerme, lo que quería era comer los brownies que vi dentro, pero no estaba en confianza como para hacer tiradero de boronas en su vehículo, con su temperamento quizá hasta me hacía limpiarlas.

Lo que me llevo a preguntarle —¿cómo sabías que esta ofrenda sería tentadora?

—Hable con Thomas, él me dio algunas sugerencias —ahora que lo vea, claro, si no, ¿cómo sabría dónde trabajo?

Al estacionarse, desabroche mi cinturón de seguridad —gracias por traerme.

—No fue nada, pero espera... —aleje mi mano de la manija que estaba a punto de accionar para bajar, voltee para verlo. —Yo... te ofrezco una disculpa, ayer no debí de usarte sin tu consentimiento, luego debí de disculparme al instante y no ser grosero.

—¡Wow!, pues, aunque tarde, acepto la disculpa —la cara de tensión que tenía sé desvaneció, él asintió.

—Gracias.

Me bajé del auto y escuché que él hizo lo mismo, antes de entrar al edificio, me alcanzo —te invito a cenar, sigue siendo parte de la ofrenda de paz, también me daría la oportunidad de hablar contigo y convencerte de que aceptes...

No tenía una buena razón para rechazarlo, menos cuando Laura me dijo que no me hiciera la víctima y aprovechará.

—De acuerdo, mañana, pero saldré más tarde.

—Sí, no importa, ¿te puedo llamar para decirte los detalles?

—Claro, te paso mi número.

—Ya lo tengo —lo vi con reproche.

—No te molestes, lo obtuve, pero debía consultarte, no quiero cometer otro error transgrediendo tu persona y tus sentimientos.

—¡Oh!..., hasta luego entonces —sentí rara esa despedida, quise extender mi mano, para un saludo, luego me aleje, pero el tomo mi mano, primero sonrió, vio mis ojos y se despidió con un beso en mi mejilla.

Fue raro, me fui, en el ascensor repasé lo que había ocurrido y efectivamente me trato con tacto, el hecho de mirarme a los ojos fue para ver mi reacción a su acercamiento. Al parecer aprende rápido.

Hermes

Entender las cosas y hacerlas es una cuestión que no empata conmigo, por supuesto que era lógico que Shirley se molestará, no en el grado que lo hizo.

Quizá por ello no puedo mantener relaciones afectivas con las que llegaron en algún momento a ser mis novias, con mi forma de ser y hablar, las ofendía de alguna manera y adiós a otra más, por ello con el tiempo dejo de importarme el mantener una relación a largo plazo.

Por supuesto que tengo necesidades fisiológicas como cualquier ser humano, pero los encuentros casuales me funcionan mejor, eso y la autosatisfacción.

Lo consideré y lo que mejor pude hacer fue buscar la mejor forma para ofrecerle una disculpa, primero busqué en internet, era importante hacerlo bien, de eso dependía que ella accediera a ayudarme.

Cuando entendí verdaderamente que el error más grave había sido no disculparme y suponer cosas, supe que suelo hacerlo todo el tiempo, puesto que siento que no son cosas graves.

Pero que con un poco de mayor reflexión y poniéndome en su lugar, mi reacción habría sido peor que la de ella, en mi caso yo no le hubiera seguido el juego y en el acto y sin dilación descubriría la mentira.

Sonará hipócrita, pero no me gusta mentir, justo lo que intento que hagamos ella y yo en esta confabulación para engañar a todos a nuestro alrededor.

Hablar con Thomas y explicarle detalladamente mi forma de ver las cosas, me gano su simpatía y su cooperación, me dio información sobre dónde encontrar a su amiga, su teléfono y sus snacks favoritos.

Luego ya solo tuve que armar una estrategia para presentarme y hablar con ella, era necesario porque a pesar de mi inteligencia no se me dan para nada las interacciones, así que de ir sin preparación corría el riesgo de empeorar la situación...


Comenzó en NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora