32.- Se acabó la magia

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Hermes

Nuestros planes no concordaban, era cierto que la emoción me llevo a poner todo detrás y querer estar a su lado, pero el que ella de su propia boca dijera que era mala idea, me hizo reconsiderarlo. Y no era falta de sentimientos hacia la otra persona.

De eso había mucho, solo que por lo visto no lo es todo, se necesita más, tal vez de su parte faltaba algo de compromiso, no que no lo tuviera, o quizá, tenía miedo, como todos al empezar una relación y ver lo incierto que es.

No la forzaría a nada, ir a Nueva York perdió su atractivo, allá vivían mis padres y de verdad que entre más lejos estuviéramos mejor.

Esa noche no le insistí para que durmiera en mi habitación, ya que si me la pase algo enfurruñado porque al parecer yo estaba invirtiendo más en esto que ella.

En los siguientes días, ella apareció por el hospital, cualquiera veía que estaba en campaña, esa forma sociable de ser, la volvió casi como un miembro más del hospital, no dudaría ni un minuto que hasta un puesto le pudieran dar.

Pero así como había llegado a mi vida, dijo que debía ir a empezar con su nuevo trabajo allá en Nueva York, ella y la decoración desaparecieron, esa época que odiaba por un momento se hizo la mejor del año y ahora la magia se había acabado.

Prometió volver en los fines de semana, solo vino a poner de cabeza a mi corazón y ahora me dejaba.

Shirley

Sin nada que hacer, mi estancia en la casa de Hermes era tediosa y aburrida, había tantas cosas que debía hacer, solo que no aquí, básicamente sentí que mi estancia en Cleveland había llegado a su fin. Explore el lugar, hice amigos, trabaje, incluso conocí a Hermes, claro que me enamore, pero para ser honesta luego de unos cuantos tragos de realidad, vi que solo me hacía la tonta.

Qué fácil, huir ya que había obtenido lo que necesitaba de él, ¡oh no!, por supuesto que pensaba cumplir con mi parte del trato, eso hice mientras estuve paseando por el hospital, fui con el consejo y fui muy clara con ellos.

Les cuestioné qué era lo que necesitaban, yo podía patrocinar cualquier cosa que requirieran, una remodelación, una nueva sala, equipo nuevo, algún robot de nueva generación. Todos me vieron con incredulidad, solo me conocían como Shirley, la novia del cirujano Harsley.

— Señores, mi apellido es Van deCap lo que pueden asociar con grupo Decap, sí, ese que posee presencia en cualquier ramo. Mi único requerimiento es que el doctor Harsley sea el nuevo director del área de Cardiología. — A mi parecer no era mucho, les di mi tarjeta para que me pudieran contactar.

—Nosotros no trabajamos de esa forma, si el doctor Harsley se vuelve director, será basado en su mérito.

—Y lo aplaudo, pero seamos honestos, él lo merece más que cualquiera en esa lista suya. Ahora que si indagamos de como cada uno de ustedes está aquí sentado en su respectivo puesto. Yo sé que ese davinci tiene algo que ver con usted —señale a uno del grupo. Claro que investigue, la mayoría de las enfermeras y administrativos saben muchas cosas.

Cuando salí de esa sala, a la que me colé después de que terminara una de sus reuniones, supe que pronto llamarían para pedir algo.

Por un lado, eso me dejo más tranquila, mi parte del trato estaba a punto de verse cumplida. Por tanto, mi estancia aquí ya no era ni placentera ni necesaria.

Esta ocasión volví a recoger y limpiar la habitación que ocupe mientras Hermes me alojo en su casa.

Mi intención era volver lo más seguido que el trabajo me lo permitiera, Hermes, no toco el tema más de lo debido, acepto lo que yo le podía ofrecer por el momento, quizá en un futuro ambos cambiáramos nuestra perspectiva, abandonando la idea de estar juntos o no querer estar separados.

Él se tomó la molestia de llevarme al aeropuerto, no le conté sobre mi ofrecimiento al consejo directivo, de eso se encargaría Thomas, a quién le pedí que estuviera al pendiente sobre ese tema y también que vigilara a Hermes, él ya no era el mismo desde que me conoció, se volvió más accesible y ahora era un imán de gente.

Exagere un poco, eso es lo que me gustaría, sé que lo logrará, él es muy consistente en todo, le gusta la perfección y también sé que cuando se propone algo lo logra.

...

Mis padres no me esperaban tan pronto, hasta me cuestionaron si mi novio no llegaría detrás de mí, mi madre por supuesto quería escuchar lo que había pasado, le conté lo que podía escuchar, me regaño por haberme negado a dejarlo que hiciera lo que quería con respecto a venir a Nueva York.

Lo que no sabía mi madre es que no éramos novios del tiempo que yo les conté, sino apenas si podíamos pasar por conocidos, lo que me llevaba a no querer pedirle cosas que yo no estaba dispuesta a darle.

Tan solo llegar, hice una maleta para irme a Inglaterra, pues mi padre y yo fuimos a ver un proyecto de transportes.


Comenzó en NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora