5.- Quiero ese puesto

43 15 1
                                    


Shirley

El tiempo era mi peor enemigo, sentí que hasta los oídos me retumbaban con el tic-toc del paso de los segundos.

Al intentar contactar con mis queridos amigos, me fue imposible y era claro por ser fin de semana, ambos tenían relaciones estables.

Tan solo recordar la vergüenza que pase al ser rechazada por aquel desconocido, al que no tenía ni idea que demonios le conté.

En lo que limpiaba mi apartamento, fui meditando, intentando dar con una solución, lo mejor que mi mente logro formular, era en sí algo práctico.

Por lo que en cuento termine mi labor de aseo, tome la laptop para iniciar mi búsqueda.

Al no saber muy bien por dónde empezar, mi primera idea fue escorts, pero para ser sincera desde el inicio de las páginas se podía ver hombres con talantes que ni por un momento engañarían a mi padre.

Era, en sí, una tarea ardua de buscar entre sus catálogos, algún hombre que cumpliera con una estética, más o menos semejante a alguna de mis exparejas, la verdad sea dicha, había tenido de distintas nacionalidades.

Fue un debatir conmigo misma, hasta que le puse la seriedad que requería, tomé papel y lápiz y escribí algunas características físicas, para dejar de estar viendo si me gustaban o no.

Deseaba algo y lo conseguiría, pagarle para llevarlo a la cena de navidad, instruirlo con algo de información y esperar que funcionará.

A los pocos días refiné mi búsqueda, cuando al fin pude contactar con Laura, le pareció que sería una solución bastante más realista que intentar conseguirme una relación exprés, así entre las dos teníamos más oportunidad de dar con el mejor candidato.

Le mostré algunas de mis elecciones, para que tuviera idea de lo que buscaba, lo más evidente es que entre más subía la calidad de los candidatos, eran más costosos, pero al mismo tiempo ya no se anunciaban como escort, sino como, modelos o acompañantes sociales.

Tan fastidiada quedaba por las noches luego de seguir con mi búsqueda que hasta llegue a pensar en llevar a Thomas, solo que Laura lo descarto de inmediato. Me recordó que era gay y que, básicamente, de vez en cuando tenía actitudes que lo delataban.

Una noche lo llamé. —¡Hola!, nena, disculpa que estuve desaparecido, ya sabes cómo es Robert.

—¡Oye!, ¿tú, serías mi pareja para navidad? —le solté de inmediato.

—Debes estar desesperada, pero... espera un momento, te serví en bandeja de plata un muy buen candidato, ¿qué paso con él?

—Ni lo menciones, fue un completo desastre, ojalá que eso no te dé problemas y te ponga en la lista de los indeseables.

—Descuida, él no es ese tipo de personas frívolas, él es muy lógico en cuanto a con quien trabaja, nada visceral. Eso que para ti fue algo grande, puede que ni lo recuerde.

—¿Ya te contó Laura? Lo de los acompañantes que entrevistaremos.

—Si me dijo, y definitivamente quiero estar presente.

Hermes

Si no había emergencias por la noche, podía dormir mis 8 preciadas horas, no siempre se podía, todo el tiempo estaba encendido mi celular para cualquier llamada de emergencia.

Me gustaba ejercitarme y ayudaba en gran medida que mi edificio contara con una alberca, la cual era mi preferida para mi rutina de las mañanas.

Optaba por entrar desde temprano al hospital, las guardias yo no las hacía, por ello debía estar disponible a cada segundo.

Tan solo llegar y colocarme la bata, mi primera tarea era dar un rondín para verificar la condición de los pacientes en hospitalización cardiológica, fueran o no míos, no era por ser presuntuoso con la plantilla de más de 500 médicos que tenemos, algunos pacientes siempre terminaban siendo atendidos por mí.

Desde mi llegada, el hospital paso del segundo lugar al primero en la lista en los mejores en cardiología.

También ahí comenzaba mi labor de maestro, porque me seguían los siguientes doctores que estaban realizando su internado.

Al terminar con ello, seguía una clase que era para los principiantes, solo tres días tomaba dos horas para dar consulta externa y aprender de los nuevos padecimientos cardiacos.

Y entre ese horario estaban las cirugías, y con el tiempo libre, lo aprovechaba para seguir estudiando y con la elaboración de mi investigación. También estaban las juntas médicas, las visitas de farmacéuticas y un sinfín de cosas que se atravesaban robándome mi valioso tiempo.

Entre las rondas era a veces importante poner atención a lo que las enfermeras y personal susurraba, aprendí que ellos tienen información relevante, no todos, pero sí.

Tenía rato que circulaba el rumor que el director de cardiología, una eminencia en sus días cuando todavía se le permitía hacer investigación, se retiraba. Y no podía negar que eso me abría la puerta, porque entonces yo solo me daría presupuesto para mis investigaciones.

No solía visitarle a menudo, pero era una ocasión que lo ameritaba, debía conocer la verdad, para hacerme de un plan de acción para acceder a la oportunidad de obtener ese puesto.

Luego de los saludos y la charla cortes, —¿a qué debo el honor? —no le daría rodeos al asunto.

—Escuche, que se retira, ¿es cierto? —sonrió.

—Así es, pero aún nadie debe saberlo, se está haciendo la lista de los candidatos a cubrir el puesto.

—Sería tan amable de decirme, ¿cuáles son los requisitos para ser tomado en cuenta?

Dio un gran suspiro y tomo asiento, —hijo, con todas las credenciales que tienes, serías elegible, solo que tienes varias cosas que te alejaran de esta silla. Tu juventud, tu carácter y por último, pero no menos importante, buscan hombres de familia.

—Debe haber una forma de cambiar la mentalidad del consejo...

—Tú ya los conoces, pero... ¿Por qué quieres este puesto?

—Necesito que no me limiten, existe tanto por estudiar, las investigaciones requieren presupuesto y es mi pasión acrecentar mi conocimiento y satisfacer mi curiosidad.

—Ojalá todos tuvieran una pizca de esa pasión. Te daré un consejo, cambia aquello que se interponga en tus metas, estudia cursos de administración, gestión de personal, psicología del trabajo. Tu juventud puede pasar por alto, ¿tienes novia? —yo negué con la cabeza.

—¡Sí! — me apresuré a decir, por supuesto él me vio extraño, —bueno, es que estamos teniendo problemas.

—Mejor que mejore tu relación, preséntala en las reuniones, diles que estás comprometido con fecha de boda, el principal motivo de querer un hombre de familia, es que verán más difícil el mudarse, que no es raro en nuestra profesión. Contigo es un riesgo, tomas tu maleta y nos abandonas.

—Le agradezco los consejos

—Una cosa más, socializa... Y tienes tiempo, me voy hasta finales de enero.

Al salir de su oficina, el chip de mi mente cambio, así que a la primera persona que paso le ofrecí una sonrisa, solo que no surtió el efecto que esperaba.

Era una enfermera y creo que hasta la asuste.



Comenzó en NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora