xvii. cyclops

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▓▓▓▓▓ ┇XXIV LEO.

omniscient narrator

Leo se detuvo ante las puertas e intentó controlar su respiración. Respiró hondo y se asomó dentro. Nada parecía haber cambiado. La grisácea luz matutina se filtraba por el agujero del tejado. Unas cuantas bombillas parpadeaban, pero la mayor parte del suelo de la fábrica seguía entre tinieblas. Distinguió la pasarela en lo alto, las siluetas tenues de la maquinaria pesada a lo largo de la cadena de montaje, pero ningún movimiento. Ni rastro de sus amigos.

Estuvo a punto de gritar, pero algo hizo que se detuviera: una sensación que no podía identificar. Entonces se dio cuenta de que era un olor. Algo olía mal, como aceite para motores ardiendo y aliento agrio.
Algo que no era humano estaba dentro de la fábrica. Leo estaba seguro. Su cuerpo se puso en tensión, con todos los nervios vibrando.

En algún lugar de la planta baja de la fábrica, Piper gritó:

—¡Socorro, Leo!

Pero Leo se mordió la lengua. ¿Cómo podía haber bajado de la pasarela con el tobillo roto?

Entró sigilosamente y se escondió detrás de un contenedor de carga. Poco a poco, aferrando el martillo, se dirigió al centro de la sala ocultándose detrás de cajas y de chasis de camión huecos. Finalmente, llegó a la cadena de montaje. Se agachó detrás de la máquina que tenía más cerca: una grúa con un brazo robótico.

La voz de Piper volvió a gritar:

—¿Leo?

Esta vez menos segura, pero muy próxima.

Leo echó una ojeada alrededor de la maquinaria. Colgando justo encima de la cadena de montaje, suspendido por una cadena de una grúa en el otro lado, había un enorme motor de camión: pendiendo a diez metros de altura, como si se hubiera quedado allí cuando la fábrica fue abandonada. Debajo de él, en la cinta transportadora, había un chasis de camión y, apiñadas en torno a él, tres sombras oscuras del tamaño de carretillas elevadoras. Cerca de allí, colgando de cadenas en otros dos brazos robóticos, había dos formas más pequeñas: tal vez más motores, pero uno de ellos giraba como si estuviera vivo.

Entonces una de las siluetas de las carretillas se levantó, y Leo se dio cuenta de que era un humanoide de enorme tamaño.

—Te dije que no era nada —rugió aquella cosa.

Su voz era demasiado profunda y salvaje para ser humana.

Uno de los otros bultos del tamaño de carretillas elevadoras se movió y gritó con la voz de Piper:

—¡Ayúdame, Leo…! ¡Ayúdame…!

Entonces la voz varió y se convirtió en un gruñido masculino.

—Bah, ahí fuera no hay nadie. Ningún semidiós podría estar tan callado.

El primer monstruo se rió entre dientes.

—Probablemente huyó si sabe lo que le conviene. O la chica mentía con respecto al cuarto semidiós. Vamos a cocinar.

Un ruido seco. Una intensa luz anaranjada se encendió crepitando —una bengala de emergencia— y Leo quedó momentáneamente cegado. Se agachó detrás de la grúa hasta que se le aclaró la vista. Entonces echó otra ojeada y vio una escena de pesadilla que ni siquiera la tía Callida podría haber soñado.

Las otras dos cosas que se balanceaban de los brazos de unas grúas no eran motores. Eran Jason, Venus y Piper. Los tres colgaban boca abajo, atados por los tobillos y envueltos en cadenas hasta el cuello. Piper se agitaba, intentando liberarse. Estaba amordazada, pero por lo menos estaba viva. Venus tenia cinta en la boca y su cara estaba roja. Se movía intentando liberarse. Jason no tenía tan buen aspecto. Colgaba sin fuerzas, con los ojos en blanco. Sobre la ceja izquierda tenía un verdugón rojo del tamaño de una manzana.

¹ 𝑈𝑁𝑇𝐼𝐿 𝑇𝐻𝐸 𝐸𝑁𝐷 ❪ hp x pjo ❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora