xvii. the son of hermes

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▓▓▓▓▓ ┇Hacemos polvo la ciudad eterna

❪ pov percy ❫

El puente hacia el Olimpo se estaba disolviendo. Salimos del ascensor al sendero de mármol blanco y casi en el acto empezaron a abrirse grietas a nuestros pies.

—¡Saltad! —dijo Grover, lo cual era fácil para él, siendo en parte una cabra montesa.

Dio un salto y alcanzó la siguiente losa, mientras la nuestra se ladeaba vertiginosamente.

—¡Dioses, no soporto las alturas! —chilló Thalia.

Ella, Annabeth y yo saltamos también. Pero Venus no estaba para acrobacias. Se tambaleó y soltó un alarido:

—¡Percy!

La agarré de la mano justo cuando la losa se desplomaba y se partía en mil pedazos. Por un momento creí que me arrastraría con su peso y nos precipitaríamos los dos al vacío. Los pies le colgaban en el aire y su mano se me escurrió lentamente hasta que sólo la tuve sujeta por los dedos. Grover, Annabeth y Thalia se aferraron entonces a mis piernas, y encontré una reserva de energía extra. Venus no iba a caerse.

Tiré de ella con todas mis fuerzas hasta ponerla a salvo y los dos nos desmoronamos temblorosos. No me había dado cuenta de que nos rodeábamos el uno al otro con los brazos hasta que ella se puso de repente toda tensa.

—Hum, gracias —murmuró.

Intenté decir «De nada», pero me salió un gritito agudo.

—¡Sigamos adelante! —exclamó Grover.

Nos desenlazamos y echamos a correr por el puente del cielo, mientras otras losas se desintegraban para hundirse en el olvido. Justo cuando alcanzábamos el pie de la montaña se vino abajo el último tramo.
Annabeth se volvió a mirar el ascensor, ahora totalmente fuera de nuestro alcance: unas puertas metálicas relucientes suspendidas sin ningún apoyo en el aire, a seiscientas plantas por encima de Manhattan.

—Nos hemos quedado aislados —dijo—. Estamos solos.

—¡Beee-eee! —baló Grover—. La conexión entre el Olimpo y Norteamérica se está disolviendo. Si se rompe…

—Esta vez los dioses no se trasladarán a otro país —comentó Thalia—. Será el fin del Olimpo. El final definitivo.

Corrimos por las calles. Había mansiones en llamas y estatuas derribadas. En los parques, se veían árboles destrozados y convertidos en astillas. Parecía como si hubieran atacado la ciudad con un cortacésped gigante.

—La guadaña de Cronos —murmuré.

Seguimos el sinuoso sendero hacia el palacio de los dioses. No recordaba que fuese tan largo. Quizá Cronos estaba ralentizando el tiempo, o quizá era el miedo lo que me producía ese efecto. Toda la cima de la montaña estaba en ruinas. Habían desaparecido montones de edificios y jardines preciosos.

Unos cuantos dioses menores y algunos espíritus de la naturaleza habían intentado detener a Cronos. Lo que quedaba de ellos estaba ahora esparcido por el suelo: armaduras aplastadas, túnicas desgarradas y espadas y lanzas partidas en dos.

Desde lejos, nos llegó la voz rugiente de Cronos:

—¡Arrasadlo todo! Es lo que prometí. ¡Que no quede piedra sobre piedra!

Un templo de mármol blanco con cúpula dorada explotó de repente. La cúpula salió disparada como la tapa de una tetera y se deshizo en pedazos, rociando la ciudad de escombros.

—Era el santuario de Artemisa —masculló Thalia—. Lo pagará caro.

Cuando pasábamos por debajo de un arco de mármol con estatuas descomunales de Zeus y Hera, la montaña entera gimió y se ladeó como una barca en mitad de una tormenta.

¹ 𝑈𝑁𝑇𝐼𝐿 𝑇𝐻𝐸 𝐸𝑁𝐷 ❪ hp x pjo ❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora