21.

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Los segundos que Alexis se tomó para buscar el contacto de Heungmin en su celular empezaban a ser eternos para Cristian. Él ya tenía medio cuerpo metido en el auto, haciendo que Kevin quisiera empujarlo aunque sólo se movió un poco para hacerle espacio, pegando la espalda en el asiento.

—Un olor a transpiración tenés —dijo Kevin tratando de no tener contacto físico con Cristian.

—¡Shh! —chistó Alexis después de presionar el botón llamar.

Al primer pitido los tres quedaron en silencio, mirando al celular que marcaba el desvío.

El segundo pitido los tuvo más atentos a la llamada. Las miradas expectantes se mantenía encima del aparato.

Al tercero, Alexis cortó. Enseguida recibió las miradas sorprendidas e inquietas de los otros dos.

—Es que mamá me dijo que me come el crédito si no.

Y volvió a llamar.

Nuevamente el primer pitido los tuvo atentos a los tres. Esta vez no se hizo esperar y la línea del otro lado, atendió. Alexis le extendió el celular a Cristian. Con los ojos apuntó al celular, indicándole que hable.

Dudó un par de instantes si agarrar el celular o no. Por su mente empezaban a pasar mil ideas de qué hacer, cómo hacerlo y se cuestionaba si debía hacerlo. Otra vez sin saber pensar y sin poder actuar.

Alexis iba a cubrir a Cristian cuando oyó que Heungmin insistía en el saludo, preguntando si estaba ahí. Entonces, le arrebataron el celular.

—Hola, Sonny, soy yo. —Alexis y Kevin se miraron extrañados cuando Cristian le habló a Heungmin, un coreano, en español, como si nada.

Un puñito de pregunta de parte de Kevin que fue respondido con una mueca de Alexis que mientras levantaba los hombros.

En realidad Cristian no estaba recibiendo respuesta. Otra vez eran ellos dos en silencio, pensando qué decir o, quizás, tratando de adivinar qué pensaba el otro. Eso sólo le generaba más nervios.

—Escuchame, ya sé que estás enojado y que me odiás pero no quiero que sigamos así, en serio. —Cristian tenía la costumbre de caminar mientras hablaba por teléfono. Así se iba unos metros atrás con el celular de Alexis. —Por favor, contestame, lo que sea.

No recibía respuesta.

—No sabés lo que me cuesta, pero —suspiró antes de decirlo —, ¿puedo ir a verte?

«¿Podrías darle el celular a Alexis?» —Cristian sólo entendió celular y Alexis, pero supo bien qué le había dicho. Sintió un alivio al oír su voz aunque fue casi como un puñal en el pecho cuando no quiso hablar con él.

Dudoso otra vez. Pensó en sí debía decir algo o si sólo debía entregarle el celular al colorado. Volvió a la puerta del auto y por la ventanilla, cruzando el brazo delante de la cara de hermano de Alexis, sólo le pasó el celular.

Alexis le atendió y hablaron unos segundos. No entendió nada de lo que se decían pero el joven asentía para después hacer preguntas. Tuvo que hacerse el sonriente aunque por dentro le cortase ver qué heungmin sí hablaba con Alexis. Sí, con el colorado que casi lo retira del fútbol. Se agarró fuerte del marco de la ventanilla. Kevin se despegó todavía más cuando lo notó.

Después de una simpática despedida, cortó el celular, haciendo que Cristian quisiera matarlo. ¿De dónde se habían hecho tan amigos y por qué a él sí le hablaba? ¿Era porque se entendían, porque era más lindo, porque jugaba mejor o porque era literalmente una bola naranja de lindura? Por Dios, eso del cuento del crédito era de nene chiquito. Lo iba a matar.

Arrivederci | Cutison.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora