Pecado III

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El agua bendita no puede ayudarte ahora. 

Mil ejércitos no podrán impedir mi entrada. 

No quiero tu dinero, no quiero tu corona. 

Verás, he llegado para hacer arder tu reino. 

Florence and the machine- Seven devils

Florence and the machine- Seven devils

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Lizz

     Desde la privacidad de aquel lado de la iglesia, un par de hombres continuaban charlando. Mark, en su papel de sacerdote, intentando con toda su alma ser un buen guía para el otro, en el papel de la oveja que se descarrió de su rebaño.

     —Mi madre quiere que usted cure mi homosexualidad. Si lo hace, mi padre volverá a dirigirme la palabra, tendré amigos en la universidad, me casaré, engendraré hijos, las personas no hablarán de mí a mis espaldas y cuando muera, estando viejo y rodeado de nietos, iré directo al cielo —aclaró el joven.

     —¿Tú quieres dejar de ser homosexual, Donghyuck?

     El aludido miró ese punto del suelo en el que se refugiaba cuando no podía —o quería— ver a Mark a la cara.

     —Sí —susurró causando que el sacerdote repitiera su respuesta en afán de validar lo que había escuchado—. Sí, de hecho, he intentado no serlo durante toda mi vida, pero ¿qué puedo hacer? Esto no es una elección.

     —Donghyuck, si permites que Dios entre —el joven lo interrumpió cuando resopló, seguido de una petulante sonrisa— ...que Dios entre en tu corazón y te sane —prosiguió el sacerdote—, Él podría tomar las cosas que están mal en tu vida y convertirlas en dones maravillosos.

     —¿Es mi culpa? —preguntó con voz afectada y un gesto lastimero.

     —Posiblemente no has entregado tu vida a Cristo y...

     Donghyuck se lanzó de rodillas hasta estar frente a Mark y lo sostuvo por los tobillos mientras imploraba.

     —¡Oh, padre Lee! ¡Ayúdeme! ¡Sálveme, padre!

     —Tranquilízate, hijo mío —instó Mark llevando una mano a la cabeza del desesperado joven—. Todo en manos del Señor, será sanado.

     —¡Ha sido mi culpa! —prorrumpió en un grito ronco— ¡Soy un pecador, padre! —Luego, metió las manos bajo la sotana de Mark hasta sujetarle con fuerza las rodillas, mientras continuaba lloriqueando— Pero es que verá usted, padrecito, no puedo controlarme. Cada vez que veo a un hombre, me nace en el pecho esta sensación...

     —¡Cálmate, Donghyuck! ¡No desesperes! —rogaba Mark mientras intentaba sacarse de encima a aquel joven que casi se guarecía bajo su sotana.

     —Esta sensación de lanzarme a sus pies, meterme bajo su ropa, padre, y tocarle sus genitales—explicó mientras subía las manos hasta los muslos de Mark.

     El sacerdote se levantó de un salto, no sin avanzar demasiado pues Donghyuck estaba arrodillado frente a él, quedando de este modo su rostro justo ante su zona genital. Donghyuck levantó la cabeza para ver la faz enrojecida del cura. Se sintió dominado por el enojo acumulado durante tanto tiempo, por lo que tuvo el valor para continuar su broma y valiéndose de su posición introdujo aún más su brazo bajo la sotana, hasta encontrar los genitales de Mark y apretarlos sin pudor. En el momento en que el clérigo intentó separarse, Donghyuck presionó con más fuerza, causando que el pene se erectara. Cuando el atrevido joven notó que el padre Lee se estaba endureciendo bajo su mano, no estuvo menos sorprendido que el mismo cura. Fueron unos segundos llenos de tensión hasta que recibió una fuerte bofetada que lo hizo caer al suelo. El muchacho se llevó la mano a su mejilla y luego miró a su agresor quien temblaba frente a él.

     —¡¿Qué haces?! ¡¿Enloqueciste?!

     —¡Sacerdote de mierda! —terminó la frase— Me agrede emocional y físicamente. ¿Así me va a curar? No veo la diferencia del trato que me dan en casa, a excepción de que a mi padre no se le pone dura cuando me golpea.

     Donghyuck salió de la oficina dando un portazo. Mark se dejó caer en su gran silla y llevó la mano hasta su pecho que bombeaba enloquecido. Intentó pronunciar alguna oración, pero no logró concentrarse. Estaba duro como jamás lo había estado y tardó en controlarse más tiempo del que recordaba que le llevaba hacerlo en su adolescencia. Nunca nadie lo había tocado de una manera tan impúdica.

     Esa noche el clima era ideal y la comunidad estaba tranquila, pero ni siquiera con todas sus comodidades logró dormir muy bien. Durante sus años de estudio aprendió que la homosexualidad era un pecado tan malo como cualquier otro y un par de veces había confesado a algunas personas arrepentidas por haberse dejado llevar a la lujuria con alguien de su mismo sexo mas nunca antes se vio confrontado de tal manera. Le atormentaba, principalmente, el que su cuerpo reaccionara ante un toque tan inapropiado. Le pidió a su dios que le diera la claridad y el entendimiento para poder ayudar a Donghyuck y para fortalecer su propia fe. Nadie en el seminario le contó nada similar a aquel caso y él tenía muy poca experiencia, ¡apenas había cumplido veintinueve años! Incluso con todo ello, no estaba preparado para ver a ese joven en primera fila la misa del siguiente domingo, acompañado de su madre, taladrándolo con la mirada, como la primera vez. Empezó a sudar bajo su túnica cuando observó que después de la ceremonia religiosa, ambos lo esperaban para hablar con él, pensó que, si el primer encuentro no fue bueno, el segundo sería peor.

RELIGARE I [Fanfiction NCT- MarkHyuck/JohnHyuck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora