Pecado IX

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Oh, eres una obra de arte,

una pared imposible de sobrepasar, 

una perfección divina.

Le agradezco a Dios.

Veo un ángel, mis ojos se llenan de lágrimas.

¡Aleluya!

Jonghyun –Hallelujah

     El domingo antes de iniciar misa, Mark sentía en su estómago un nudo tan grande que pensó que se le notaría a través de la casulla. El cura Taeil le preguntó en tres ocasiones a qué se debía su nerviosismo y él no supo cómo contestar sin decir mentiras. Habían sido tantos años de practicar la honestidad que actualmente, cuando pensaba en mentir, sus mejillas se enrojecían sin que pudiera evitarlo.

     La madre de Donghyuck le trajo un regalo: pastel horneado en casa. Ella estaba a punto de llorar mientras le relataba cómo su hijo se estaba esmerado en mejorar su aspecto para asistir a misa. El joven en cuestión se sonrojó e intentó alejarla, pero la mujer era insistente. ¡Cielos!

     —Además, me ha dicho que se unió al coro de la iglesia —informó. Mark no pudo disimular su asombro—. Sí, ayer acudió a la reunión. Hoy es la primera vez que va a cantar para El Señor. Esperemos que vengan muchos días más.

     —¿Eh? Sí, sí, amén.

     Volteó hacía Donghyuck, intentando encontrar lógica en todo eso. El joven tan solo le sonrió con timidez y bajó su mirada. Cuando actuaba de ese modo se veía hermoso, como un ángel, pero Mark recordó que él podría ser todo en el mundo, excepto un ángel.

     —Esto es gracias a usted, padre Lee. No sabe lo felices que estamos en casa... Por favor, continúe teniendo a mi hijo bajo su cuidado.

     —Siga cuidando de mí —agregó Donghyuck, con una pequeña reverencia.

     La madre estaba maravillada, aunque ella no notó lo que el cura sí: ese brillo feroz en los ojos de su hijo, esa sonrisa torcida que era tan leve que se volvía casi imperceptible, pero que el sacerdote sentía de un modo físico, erizando cada vello sobre su piel.

     La voz de Donghyuck era melódica y con ella inundaba toda la iglesia cada vez que Mark indicaba a la congregación entonar el canto este o aquel... El sacerdote creía que estaba escuchando a una criatura divina, y empezó a caer en cuenta de que posiblemente todo ese tiempo estuvo errado y que Donghyuck tal vez sí era un ángel, de todos modos, Lucifer también lo era. Cuando al fin se concentró estaba preparando la Santa Eucaristía, consagró el pan y empezó a repartirlo a los feligreses que se acercaban en una ordenada fila y contestaban «Amén» cuando él llevaba las hostias hasta sus bocas, diciéndoles «El cuerpo de Cristo». Entonces lo observó ahí, el siguiente en la fila, con el gesto más angelical que le había visto poner desde que lo conoció, hacía ya varias semanas atrás.

     Donghyuck entrelazó sus dedos, levantó las manos a la altura de su pecho, cerró los ojos y abrió sus labios ligeramente, en una posición que a Mark se le antojó de lo más sumisa, mientras esperaba por la hostia bendita. Sabía que aquel no era el lugar para poner el cuerpo del Señor, pero no podía evitarlo frente a toda la congregación. Además, dudaba si él estaba en posición de negarle algo así a Donghyuck. Su ceño se frunció mientras tomaba una decisión, pero más bien fue arrastrado por las circunstancias.

     —El cuerpo de Cristo —dijo mientras le acercaba la pequeña galleta consagrada a los labios.

     El universitario abrió ligeramente su ojo derecho para ver con disimulo los dedos de Mark y antes de que terminara de soltar la hostia se adelantó y se los llevó a la boca. Los lamió tan rápido que nadie fue capaz de darse cuenta. Una vez que la galleta estuvo dentro de él, abrió sus ojos por completo haciendo que su mirada cayera exactamente sobre las pupilas de Mark, se mordió el labio inferior y pronunció: «Amén». Luego se fue dándoles espacio a las personas de atrás. Mark debía tomar el vino y comer las hostias consagradas que restaban, era el último paso de esa parte de la misa. Nunca antes lo había hecho mientras sostenía una erección bajo la sotana. Sin importar lo mal que había considerado la homosexualidad desde que empezó a ser educado en el catolicismo, su cuerpo se convirtió en su peor enemigo.

 Sin importar lo mal que había considerado la homosexualidad desde que empezó a ser educado en el catolicismo, su cuerpo se convirtió en su peor enemigo

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RELIGARE I [Fanfiction NCT- MarkHyuck/JohnHyuck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora