Pecado XV

293 56 2
                                    

     Donghyuck aprendió que las misas entre semana no las oficiaba su sacerdote favorito, por ello la siguiente vez buscó las bancas del lado derecho donde sabía que el susodicho se sentaba, las que estaban lejos de la nave central y quedaban de lado, tomando como referencia la posición del altar, fue a una de las bancas traseras. Mark llegó con su cabello un poco húmedo y su habitual vestimenta elegante adornada por el rosario que colgaba de su cuello, tenía una pequeña biblia de color negro entre sus manos. En cuanto reconoció al joven pecaminoso detuvo su paso seguro. Luego, tomó aire y caminó hasta él.

     Databa un miércoles a las siete de la mañana, casi nadie asistía a esa misa. El templo era grande y el total de veinte personas esparcidas por aquí y por allá, daban la sensación de una comunidad casi inexistente. No había nadie cerca de ellos dos, los feligreses preferían sentarse siempre de modo que quedaran frente al oficiante de la ceremonia y no se la pasaban viendo de más hacia los lados como hacía Donghyuck.

     —Dios esté con usted, padre— saludó el universitario.

     —Y con su espíritu —respondió Mark automáticamente, antes de desear morderse la lengua porque comprendió que ese saludo era una burla. Donghyuck nunca le llamaría «padre» en medio de una charla seria—. ¿Tu madre también te obliga a asistir a la misa los miércoles por la mañana?

     —Hace dos días que no te veo —susurró.

     —De modo que ahora vienes voluntariamente —respondió con una gota de sarcasmo.

     —Incluso si debo hacerlo a las doce de la noche... No me digas que hasta hoy lo notas —fingió estar ofendido. Mark suspiró. Pelear con Donghyuck era como ser un esclavo en el coliseo enfrentándose a un león, siempre con todas las de perder. —¿Tú no me extrañaste?

     El sacerdote no quería mentir, mucho menos en medio de una misa, ya había pecado lo suficiente. Claro que lo extrañó, para ser exactos, no había dejado de pensar en él ni un solo instante, incluso cuando conciliaba el sueño lo veía. Era difícil no invocar su recuerdo, en especial con la tensión acumulada en sus genitales desde la última noche cuando lo vio con el traje de monaguillo. Su pene estaba particularmente sensible. Un descuido y en su mente se colaba el recuerdo de Donghyuck , lo que bastaba para ponerlo duro. Un mal roce de la sotana surgía el mismo efecto. Donghyuck parecía haberlo condicionado como un perro de Pavlov, pero con erecciones en vez de salivaciones y con su imagen en vez de campanas. Aunque a pesar de su fiebre, se rehusaba a masturbarse. Lo que a esas alturas le tenía de manera permanente los testículos acalambrados y empezaba a sentirse con poca paciencia para todo. Sentía ganas de salir corriendo, ganas de... de hacer otras cosas que no quería ni meditar. Con su biblia golpeó un par de veces la cabeza de Donghyuck mientras le decía:

     —«...Si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis».

     —¡No me cites a los apóstoles! —replicó intentando cubrirse.

     —¡Es Romanos, Donghyuck! ¡Romanos! ¿Alguna vez has leído una biblia?

     —Discúlpame por no poder recitarla de memoria.

    El canto de entrada dio inicio para abrir la celebración de la santa misa. Los pocos allegados se pusieron de pie para recibir al oficiante. Taeil caminó por la larga entrada hasta llegar, besar el altar y así la conversación de aquellos dos fue interrumpida. Después de un rato, el órgano empezó a sonar mientras entonaban «Señor, ten piedad», aún todos estando de pie. Aquel instrumento llenaba de agradable música todo el templo. Mark en verdad lo disfrutaba. Donghyuck lo tomó de la mano y su corazón palpitó fuerte antes de empezar a recobrar su ritmo normal, entonces el joven recostó la cabeza en su hombro. El cura se apartó de inmediato y le dio un leve —y veloz— codazo en el pecho. El más bajo tuvo que contener su risa, en cambio lo miró con ojos lastimeros y se aseguró de que observara bien el pequeño puchero que formaban sus labios.

RELIGARE I [Fanfiction NCT- MarkHyuck/JohnHyuck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora