DAVID
Quería acercarla a mi pero ella se echó para atrás.
—¿Estas bien? —pregunté.
—Si, no—dijo moviendo la cara y las manos—,es que hace ya mucho tiempo que no—empezó a explicar.
—¿Cómo cuánto tiempo?—pregunté, ella de inmediato puso una cara de "no preguntes eso".
Suspiré, aunque no sabía que estaba conteniendo el aire.
—Cerca de un año ¿y tú? —dijo.
Bueno ya que estábamos contando eso.
—Unos ocho meses más o menos —dije.
—Ya ha pasado bastante tiempo, —dijo frotando ambas manos, estaba nerviosa.
—Para ambos, si. —dije.—Entonces porque no...—pregunté.
—Bueno casi no te conozco verdad—respondió.—De hecho porque me besaste entonces
—Solo...tenía que hacerlo.
—Ohh—dijo viendo a todas partes— creo que ya deberíamos regresar al hotel.
—Si.—dije parándome de la mesa.
—No en ese sentido—dijo viendome con ojos de enojo.
Levante las manos como en l apolicia y dije: —lo que digas.—Vamos. —tomé la botella de agua y deslicé las sillas.
Paré un taxi y con mi Frances básico le pedí dirigirse al hotel, Elice estaba sentada lo más alejada que podía estarlo en el asiento trasero pero yo solo podía pensar en eso que le dije a Elizabeth en el avión:
"Así que solo me falta ser el chico malo" aunque bueno creo que solo vi a Elice ahí acongojada por mi corte en la ceja y su preocupación por curarme; como la tenía así de cerca llegué a oler su perfume y no lo sé, se me ocurrió besarla.
Sus labios sabían al helado que acababa de probar y algo que me impresionó es que bueno su cara se puso colorada de golpe.
Eso era lindo en ella.
Queria volver a hacerlo pero bueno ¿como hacia eso?
ELICE
Ni siquiera recuerdo cuando me paré de la mesa o salimos de la heladería así de improvisado fue todo y en todo lo que estaba pensando, es como en ese tipo de momentos que tu cuerpo actua por ti y bueno subimos a otro taxi, pero esta vez nadie dijo nada y todo se sentía tenso, me abrió la puerta y caminamos por la misma entrada.
Pero ahora ya no podía verlo a los ojos y no sabía por qué.
De repente al subirnos al elevador recordaba que ropa interior traía, subimos al doceavo piso y ahí por fin nos separamos pues la habitación de él estaba primero en el pasillo, fue algo incómodo y solo pude levantar una mano y agitarla mientras él entraba a su habitación.
Antes de que los dos dijéramos cualquier cosa.
¿Quién rayos soy saludando de esa manera acaso represento a Filadelfia?¿Que rayos me pasa con ese saludito? Ahora no podía dejar de ver mi mano y lo raro que se llegaba a comportar como si tuviera mente propia.
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ESE DEMONIO ES MIO
RomanceElizabeth Master's y James Hammer han pasado por mucho, desde dramas en hospitales, comida volando, lidiar con ex-novi@s y ahora se viene algo peor... la boda. Descubre cómo este par pasará el resto de sus días, ¿que pasará con las empresas? y más...