MILÁN, ITALIA

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ELIZABETH 

Llegó por fin el día de la boda de Jeniffer y Tony y... llegamos tarde, muy muy tarde.

En parte por la localización de la boda, la aplicación me seguía diciendo que fuera hacia la izquierda en una avenida y pues eso que no había ni camino, ni izquierda, ni bifurcación y terminamos en un camino de tierra del que me tuve que bajar para agarrar señal cuando por fin a lo lejos vi las luces tempranas de unas lámparas como de un estreno de cine y dije "seguro que es allá" pero tenía a Elice y a David mirándome en plan "si tu lo dices", después de mucho rato y tras perdernos ya por más de una hora y media seguro que nos habíamos perdido hasta la ceremonia y bueno con ello el momento por el que voy a las bodas que es justo cuando los dos dicen que si y ver su primer beso.

Esa definitivamente es mi parte favorita en las bodas y llámame loca si quieres, pero siento que si es un buen beso; podría decir que ese amor durará para siempre.

Aunque a veces no termina siendo así.

Nos estacionamos en un lugar en el que ya había limusinas, Tesla, Ferrari's, y toda clase de autos de lujo y ese simple detalle me recordó a la primera vez que vi a James en un Audi Kobra azul en la lectura de testamento de Arthur.

Pero eso ya me parecía hace demasiado tiempo; regresé mi vista al camino.

Tras conducir otro rato es que por fín ví una reja enorme y un valet parking se acercó y me pidió mi invitación verificando mi nombre en un Ipad, tras verificarla con detenimiento dijo algo por radio a alguien y la reja se abrió haciendo un ruido chirriante sacándome de mis pensamientos.

Bajamos del coche y David se adelantó a darnos la mano al salir, ya en la entrada en la puerta de un hotel de exteriores medievales en los que podría jurar era un castillo moderno, era hermoso.

Al bajar había una alfombra roja y los rincones estaban iluminados en diferentes direcciones por pequeños reflectores, entramos y en el suelo se reflejaba las letras J&T que supuse era el monograma de los novios, al ver el interior con las mesas decoradas de color dorado y azul, los asientos con lazos y flores, los meseros en disfraz del siglo XVIII en color blanco y el humo en el piso y que parecía estar saliendo de la ventilación de repente Elice dijo:

—Alguien vio demasiado Bridgerton.

Y yo dije:—Pero en un buen sentido.

David detrás de nosotras buscaba a alguien en la multitud.

De repente se nos acercaron dos asistentes y nos hicieron una reverencia a Elice y a mi, nos pidieron la muñeca y nos sujetaron a la muñeca un pequeño librito si no me equivocaba hecho de concha nacar que me enteré después era un reservaban los bailes en la antigüedad yo no tenia ni idea pero se llamaban "carné de baile".

De repente David se acercó al de Elice y sacando una pluma creo de su pecho escribió algo en el pequeño libro y justo ahí intercambiaron una mirada.

Ese tipo de mirada en la que de repente yo era la tercera rueda de una bicicleta bien engrasada, Elice se sonrojó y a ella jamás le pasaba dí un par de pasos para darles algo de privacidad.

Sonreí al espacio que alcanzaba a ver, había peonias, alcatraces y margaritas en todas partes, en las escaleras, en las mesas, colgando del techo saliendo de hilos transparentes que formaban una especie de carpa, era hermoso, olía increíble y bueno no sólo por las flores pero ahí estaban el resto de los invitados algunos muy en el tema medieval con máscaras y algunas señoras con lo que sabía eran pelucas al estilo Maria Antonieta con el que pensé que yo iba muy simple con un vestido con capa en tono lila muy claro de corsé con apliques, algo ajustado eso si pero tenía el pelo en un tocado que me subía el pelo hasta formar una corona y cómo la novia no estaba por ninguna parte seguimos hasta el siguiente espacio y había una decoración totalmente diferente con un salón de baile con sillas alrededor rosas blancas y rosas negras con manteles dorados y velas enormes que daban cierta intimidad, ahí mismo había un escenario en el que estaba una banda preparándose seguramente para el primer baile de los novios.

Así que llegué después de la ceremonia y del banquete, pensé.

—Voy a buscar a los novios.—dijo David separándose de nosotras, —Claro—dijo Elice, que además le dió una miradita antes de irse pero yo no podía culpar a David él si era amigo de los novios y justo ahora estaba más nerviosa que nada.

—Pues si busquemos a la novia, debería felicitarla—me dijo Elice ya a solas.

Y que pase; lo que tenga que pasar, —pensé yó, sólo se escuchaban canciones que podrías escuchar en un concierto en una orquesta pero en banda en vivo.

—Puede que estén allá—dijo ella señalando a la siguiente sala, a unos 30 metros de distancia.

Caminamos entre la multitud, había gente comiendo, bebiendo y hablando por todas partes Elice iba por delante mio y yo seguía.

—Hola —me dijo una chica con un antifaz.

Elice me vio con cara de "vienes o no" y estaba por decirle a la chica que me había saludado una excusa cuando...

—Vaya ¿ya no me reconoces? —dijo en tono burlón la chica.

—Perdone pero...—empecé a decir.

Le di una mirada a Elice en plan "ve tu, ahora te alcanzo", cuando la chica se quitó el antifaz.

La reconocí de inmediato y como no hacerlo era alguien a quien nunca se me olvidaría su cara, era alguien a quien no esperaba ver nunca jamás era... Monike Danjou y traía un vestido para nada de la temática de la boda, su vestido era más bien entallado si no me equivocaba un Channel en tono blanco, pero eso no fue lo que me impactó más, era la barriga de embarazo que se le asomaba a traves del vestido.

—No puede ser Monike, estas... ¿embarazada? —pregunté.

Y ella dijo:—Ahh es que no lo sabias, pensé que James ya te lo habría dicho.

—Cómo, él por qué me diría...—dije.

—Que obvio, vamos a tener un bebé. —dijo ella seria y yo sólo pude mantener mi cara de poker en lo que mi estomago se revolvía poco a poco.

—Ahh y ¿cuantos meses tienes?, —dije señalando su vientre.

—Ya voy a cumplir tres pero mi madre ya me advirtió que las mujeres de mi familia hacen panzas enormes, ¿no es curioso? —dijo ella, pero yo sólo podía pensar en que era el mismo tiempo desde que James se había ido.

—Felicidades. —dije pero sonó más bien como a una pregunta para ser sinceros y además en modo automático, porque volví a sentir lo mismo que sentí cuando James salió por la puerta aquel día pero ahora sentía que me quemaba la garganta y de pronto sabía que tenía que escapar, ya no veía a Elice por ninguna parte.

Y empecé a pensar que ahora tenía sentido que me dejara con mis asuntos en Nueva York, si tenía que encargarse de Monike y... de su hijo. 

ESE DEMONIO ES MIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora