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ELIZABETH 



Estaba en mi habitación pensando en aquella otra vez en la que había visitado París con James.

En ese tiempo aun era mi jefe y aun así me trató siempre muy...diría que bien pero estaría mintiendo; en fin sólo recordando como fue entonces es que hoy recordaba ese tiempo con algún tipo de nostalgia.

Como con anhelo.

Quiero verlo, quiero que me explique que demonios pudo haber pasado para que de buenas a primeras se fuera y en fin ya podía oír el discurso posesivo y tóxico que le diría (que al parecer es la actual forma de verlo) en que le reclamaba todo, desde el cero contacto hasta el irse de la prisión de la Santé sin llegar a verme.

Sin pensarlo de buenas a primeras me desperté, ya había amanecido y aun así mi despertador programado no había sonado; me adelate al relog y quité la alarma.

Vi a mi alrededor y en la cama tamaño Queen size había dormido con ropa y sin moverme en toda la noche. De hecho no llegue ni a quitarme los zapatos simplemente llegué y tras cerrar la puerta me recosté en la cama.

Vaya, lo que te hace el jet lag y los remordimientos.

La junta a la cuál debí llegar se retrasó uno, dos y ahora mismo tres días por lo que hoy cuando desperté me dije que debía de arreglar esto de inmediato.

Tomé una ducha en la que lo juro no quería salir y tras ver los trajes a elegir decidí mandarle un mensaje a Elice.

***Buenos días, te veo en 5.

No le mandé mensaje a David porque conociéndolo ya estaría en el lobby.

Me cambié, sequé el pelo a secadora y me puse unas botas Gucci con las que me veo más alta, un traje negro con blusa de chifon rosa palo, que bueno que habían llegado los conjuntos que de hecho pedí para Elice, susodicha que por cierto no me había contestado; lo que era raro.

Tomé el bolso y Joe me llamó para decirme que ya estaba en el lobby, le dije que ya salía y colgué.

Agarré los contratos, la tarjeta /llave del cuarto, mi celular y sin pensarlo demasiado el sobre con la invitación que me había dado Tony ayer.

Salí por la puerta y...

¡Bum!

Ahí estaban Elice y David saliendo de la misma habitación; no sé cómo explicarlo pero en sus miradas se veía exactamente lo que había pasado.

Y yo no pude más que sonreír un poquito, porque ciertamente hay situaciones en las que uno no sabe que decir.

—Esto no es...—empezó a decir Elice.

Puse una mano arriba y dije: —yo no he dicho nada; —hasta que aclaré—Me voy a la junta con Joe.

—¿No quieres que vaya? —dijo ella.

—No—dije con cara de negocios—a los dos les voy a dar el día libre, nos vemos más tarde.

Tomé el ascensor y tras que las puerta se cerraran noté en silencio todo, el rímel corrido de Elice, el desastre de camisa y corbata arrugada de David, la caminata al estilo "LA PANTERA ROSA" de los dos y bueno, ahí estaba otra cosa que tampoco me había esperado.

Yo nunca había pillado a nadie esto por algún motivo me hacía feliz.

Ya quería saberlo todo pero tras que se quedaran congelados en la puerta, subí al ascensor que mágicamente se abrió como si me hubiera esperado.

ESE DEMONIO ES MIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora