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ELIZABETH

No lo podia creer, estaba en shock viendo el abultado vientre de Monike recordando que bueno James y yo...ni siquiera habíamos hecho nada.

Creo que estaba pensando un millón de cosas como ¿desde cuándo, con quién? porque lo siguiente que Monike dijo no lo entendí, sonó algo así como un:

—Pero eso ya lo deberías de saber.—Luego se rió como si el verme de verdad le alegrara.

Estaba todo muy raro.

De pronto alguien me estaba jalando del brazo para darme un abrazo, era Tony que se veía resplandeciente en un traje blanco con corbata dorada y camisa negra, estaba increíble había un detalle único en su solapa con una flor con una pluma de ave en la solapa, una rosa blanca diminuta y un broche de oro.

—Hola, hey estas muy elegante, —dije tocándole el hombro —muchas felicidades por tu boda—dije.

—Gracias, aunque aún no has conocido a mi esposa, —luego sonrió —suena bien decirle sabes ahora es mi "esposa" —repitió.

—Pues llevame a conocerla—me fijé y Monike se había ido pero logré ver detrás de ella a alguien vestida de negro, una chica que no me quitaba la mirada en cuánto la ví ella desvío la mirada.
volví mi atención a Tony.

—Pero antes deberías de ver a alguien más—dijo Tony guiandome con sus manos en mis hombros distrayéndome de aquella mujer aún así la mirada que me dió...me inquieto un poco.

—¿Cómo?, espera; ya viste a David estaba buscándote y..—empecé a decir.

—A si ya se fueron por ahí esta con su chica Elice, me regaló dinero. —dijo extrañado mostrándome un sobre que traía en la solapa interior de su saco.

—¿Y que quieres que te regale yo? —dije pues en realidad la invitación especificaba que no habría regalos físicos.

—Ya que el servicio que te estoy prestando es de primera podría pedir bueno...—luego me miró— sólo te pido un baile.

—Lo tienes. —dije sonriendo, luego me guió por el pasillo hasta el área del salón y señaló.

—Con ese de ahí.—dijo.

Y ahí estaba James, dándome la espalda sentado en una mesa pero no estaba solo estaba junto a unas 10 señoritas todas coqueteándole, me guardé todo aquello que había pasado esa noche porque al menos ahora lo podía ver a la cara, cara que por cierto ahora tenía una barba de candado y que le quedaba muy bien.

—¿Que te dio él de regalo? —pregunté, Tony me miró y dijo:

—Mmm por ahora venir nunca tiene tiempo y cada vez que hago una videollamada esta hojeroso y cansado. 

—Vaya—dije— hojalá lo este pasando bien tengo ganas de matarlo.

—Oye, —dijo Tony haciendo la seña de medio tiempo con las manos —alguna vez quise matarlo justo como tú ahora mismo y se que a veces lo estropea todo lo veo en tu mirada pero; él me presentó a mi esposa después de una racha de mala malísima suerte pero...

—Pero nada...—empecé a renegar...

—Además—siguió él— hace mucho que no se ven y seguro tienen mucho de qué hablar así que porque no vas y se ponen al día...

—Sólo contéstame una cosa—dije.

—Dime—dijo él.

—¿Porqué todos son así con él? siempre haciéndoselo todo tan fácil saliéndose con la suya.

ESE DEMONIO ES MIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora