5. ¡Hey, capitán!

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La primera semana se había cumplido, HyunJin ahora sabía botar el balón correctamente e incluso había aprendido a caminar con él sin patearlo o tropezar. Las marcas en sus brazos y piernas eran testigos de sus entrenamientos, y las ojeras bajo sus ojos también eran las pruebas de las noches de estudio y práctica en su habitación.

Pero SeungMin no se quedaba atrás, las actividades del club y la escuela también comenzaba a cobrarle factura y ahora era casi imposible mantenerse despierto; cualquiera que lo conociera bien podía ver el cansancio en su mirada y las ojeras ahora más oscuras acentuándose bajo sus ojos. Ambos estaban a punto del colapso y apenas habían terminado con el rebote; aún quedaban tres semanas más y miles de cosas que aprender.

— Creo que podemos pasar a algo más. —dijo SeungMin, observando como HyunJin realizaba la segunda vuelta a la cancha con una velocidad moderada y sin perder el ritmo del balón— Iremos trabajando en la velocidad del rebote mientras practicamos el robo de balón, incluso aprenderás lo que es una finta.

— Yo no quiero robar nada, además, no necesito tinta.

Y si ambos no estuvieran demasiados cansados, hubieran hecho varias burlas a ese mal chiste, sin embargo, solo se limitaron a parpadear uno frente a él otro antes de caminar al centro de la cancha. Parecían ir en piloto automático, demasiado cansados como para pensar en sus acciones.

— Solo debes intentar quitarme el balón. —explicó, con voz más perezosa de lo normal— Y cuando lo tengas debes evitar que yo-

No pudo completar la oración porque HyunJin ya le había arrebatado el balón de las manos. Tardó uno segundo en procesar la situación y cuando lo logró volvió a tomar la pelota.

— Debemos estar en movimiento, no tiene caso de este modo. —caminó hacia la canasta y apenas dio el primer paso el balón fue nuevamente robado de sus manos— HyunJin.

— Estabas en movimiento.

— No me refería a eso.

— SeungMin, ahora mismo mi cerebro está trabajando con la reserva, de la reserva, de la reserva de energía. No esperes mucho.

SeungMin suspiró, ya sospechaba que no era el único muerto caminante en ese patio.

— Vamos, buscaremos algunas bebidas energéticas. —le hizo una señal con la cabeza hacia el interior de la casa mientras dejaba caer el balón y rebotar por el piso.

HyunJin lo siguió sin muchas quejas, sin embargo, le sorprendió el hecho de que el menor se desviara de la cocina y subiera las escaleras a la planta superior. Observó todo a su alrededor, un poco más despierto por el cambio de escenografía y completamente interesado por las fotografías que colgaban en las paredes del pasillo; fue solo cuando llegaron a una puerta abierta cuando se detuvieron.

— Pasa —le dijo SeungMin, haciéndose a un lado para dejarlo entrar primero.

HyunJin tardó unos segundos en darse cuenta de que estaban en su habitación... y tal vez su corazón brincó más de lo debido dentro de su pecho.

— ¡Que adorable! —gritó, sin poder evitar arrojarse sobre el gato de felpa de un metro sobre la cama del chico— Quiero dos de estos.

— Son del tamaño de un niño pequeño, ocuparían toda tu cama.

— No me molestaría dormir en el piso. —contestó, sin dejar de abrazar el peluche.

SeungMin bufo con gracia y se acercó a un mini refrigerador en la esquina de su escritorio, al abrirlo miles de botellas de diferentes colores aparecieron.

— ¿Lima, naranja, cereza o frutos? —preguntó— También hay café helado.

— Cereza, gracias. —respondió— ¿Tus padres te dejan tener un refrigerador en tu habitación?

¡Hey, capitán! - ksm & hhjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora