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El pobre Going Merry se detuvo sobre lo que parecía ser un gran altar de sacrificios, y fue hasta ese momento que me di cuenta que Nami y Chopper nos acompañaban.

Luego de unos minutos analizando la situación, el pánico por fin empezaba a inundarme, propiciado por los pobres lados del barco completamente destruidos.

— Vamos a morir, nos van a sacrificar. Definitivamente no tuve que haber venido. Morir de hambre en mi isla hubiera sido mejor. — Murmuraba caminando de un lado a otro, con Chopper en brazos.

— Señorita carpintera, creo que sería mejor calmarnos e intentar analizar la situación. Pronto nos reuniremos con los demás. — Robin mencionaba mientras me veía andar.

— ¡Y encima el Merry está destruido otra vez!

— Ugh, Zoro. — Escuché a Nami quejarse.

Zoro, que se encontraba sentado en la cubierta con los ojos cerrados, se limitó a abrir un solo ojo, alzando esa misma ceja, antes de soltar un quejido. Mientras yo seguía caminando de un lado a otro, por el rabillo del ojo pude ver a Zoro quejándose y soltando maldiciones mientras se paraba, sólo para tomarme de los brazos y obligarme a sentarme junto a él en el suelo, justo donde él se encontraba hacía unos momentos.

Yo continué discutiendo con Chopper acerca de lo terrible que era la situación, y Nami volteó a ver un poco molesta a Zoro, haciendo que enseguida rodeara mis hombros con su brazo, dandome unas pequeñas palmaditas. Luego de unos momentos, inhalé con fuerza, sólo para recargarme en Zoro y resoplar, un poco más calmada.

— Vamos a morir. — Murmuré por lo bajo.

— Seguramente. — Contestó él con simpleza.

Resoplé un poco rendida antes de ya callarme, pues sólo estaba diciendo cosas sin sentido para este punto.

— Bien. — Dijo ahora Nami. — Deberíamos de intentar explorar un poco los alrededores, no podemos quedarnos aquí.

— ¿Tengo que salir... Allá? ¡¿Viste que hay peces gigantes, verdad?! — Exclamé, Chopper siguiendome en mi pánico.

Nami suspiró con fuerza, antes de señalar a Zoro, quien se limitó a darme un ligero golpecito en la cabeza con la funda de una de sus katanas. Lo volteé a ver confundida, aún acurrucada contra él con el arma encima. Sus ojos permanecían cerrados, a pesar que su cuerpo indicaba estar poniendo solemne atención a la conversación. No sólo eso, sino que una leve sonrisa maliciosa se asomaba en sus labios, rompiendo la armonía que emanaba su semblante.

— Eso no era... — Comenzó a decir Nami. — Como sea. No creo que sea inteligente separarnos, pero dada la situación...

— Debemos movernos como un grupo. — La interrumpió Zoro. — Reduce las probabilidades de... accidentes.

¿Lo había dicho de esa forma porque sabía que decir explícitamente que nos podíamos herir me pondría nerviosa? Bien pensado, marimo, bien pensado.

— Sí, pero en cualquier caso, Robin, Zoro, ustedes son quienes pelean mejor, así que deben asegurarse de siempre de estar con alguien.

Robin y Zoro asintieron ante la sugerencia de Nami, la última soltando una ligera risa. ¿Qué estará tramando?

Chopper, quien se encontraba en la barandilla del barco, hizo un movimiento muy brusco, cayendo como consecuencia.

— ¡Ah, mi hijo! — Exclamé yo asomándome, pero sabiendo que no podía hacer nada.

Por suerte, Zoro se lanzó a por él en un instante, y Robin lo salvó antes de ser devorado por un monstruo marino.

Pero el problema era ahora aún mayor: Zoro había caído al agua.

Sonrisas. ¦¦ Zoro Y Tú ¦¦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora