Regresamos a la orilla con Zoro aún quejándose porque según él, no tenía nada. Pero un poco de cuidado de sobra no estaba mal. Lo que estaría terrible sería que le faltara cuidados.
Pero cuando llegamos al barco, encontramos a todos cabizbajos y... Todo estaba destruido... El barco estaba hecho añicos. ¿Quién había hecho eso? En verdad, los amigos que habíamos hecho y su tripulación estaban prácticamente aniquilados. Y el Going Merry, Dios, ni hablemos de él. De nada había servido el esfuerzo que todos le habíamos puesto. Tantas semanas de trabajo, y se habían destruido en unos minutos.
¿Tal vez me tuve que haber quedado en el barco? Tonterías, si eso había sucedido aún con 2 tripulaciones enteras resguardándolo, no habría hecho ninguna diferencia que yo hubiera estado presente. Quizá si hubiera convencido a Zoro de quedarse...
No importaba, ¿Por qué alguien querría destruir así los sueños de alguien?
— ¿Quién haría esto? — Caí al suelo aún contemplando la escena, incrédula.
El cielo parecía querer llorar.
Pude ver a Zoro y Sanji ir a socorrer a los demás, mientras yo contemplaba estupefacta cómo el trabajo que le había puesto al barco había sido destrozado en cuestión de minutos.
Usopp se apresuró a ir a mi lado e intentar reconfortarme, pero ni siquiera él parecía poder mantenerse positivo en esta situación. Ambos amábamos al barco, lo veíamos como un compañero.
— Tranquila. — Dijo Usopp mientras colocaba una mano sobre mi hombro. —Habrá tiempo para arreglarlo y...
— Es verdad, aún tenemos tiempo. Podemos reforzar el barco antes que amanezca. — Gruñó con pesadez Mont Blanc, intentando pararse. — Debemos de hacerlo antes que amanezca.
Quise reclamarle que descansara, pero tenía razón. De no apresurarnos, el log pose se actualizaría y nosotros perderíamos la oportunidad de ir tras la ilusión que nos habíamos formado recientemente.
— Espera, viejo, primero explícanos lo qué pasó. — Pidió Luffy, quien se sabía ya tenía en mente al culpable.
— Bah, es irrelevante. Lo importante es si lograron encontrar a.... ¡Ah! El ave, perfecto. Lo lograron.
Seguí su mirada, encontrándome con Zoro sosteniendo el dichoso pájaro como si hacía unos minutos no me hubiera preocupado hasta la médula haciéndome creer que iba a morir por culpa de uno de esos ejemplares.
Lo mataré yo sí me vuelve a hacer sentir así por nada.
— ¡Luffy! ¡Se robaron El Oro! — Exclamó Nami a lo lejos, recobrando nuestra atención.
Un silencio sepulcral nos rodeó, a pesar de las peticiones del viejo para ignorar aquel "pequeño" detalle.
No, nadie podía ignorar aquella ofensa. Pero él tenía razón, debíamos ponernos manos a la orden al momento. Si lo hacíamos, salíamos en la mañana, y podríamos probar su teoría. Si no, nos quedaríamos sin oro y sin isla del cielo.
No había de otra.
Me arremangué la blusa y sujeté el cabello, dispuesta a trabajar.
— Eh, Luffy. — Llamó Zoro, señalando una insignia en uno de los escombros de la ahora destruida casa.
Pude ver a dónde volteaban ambos con el seño fruncido. Vaya, era más que evidente quién era el culpable.
Bellamy.
— Adelántense, yo iré por Bellamy. — Dijo Luffy, poniendo una mano sobre mi hombro, como si supiera qué era lo que quería hacer y decidiera él tomar la responsabilidad por aquello.