Un príncipe en apuros

6

Sapnap ya había llegado a la casa de Karl. No tardó ni dos segundos en esperar a que le abrieran ya que el otro estaba al pendiente de que llegara.

—¡Ven ven! —dijo mientras agarraba a sapnap de la mano y lo jalaba dentro de la casa.

—¡Cuidado cuidado! —sapnap decía entre risas.

Ambos subieron las escaleras y entraron al cuarto de Karl. Al estar dentro, sapnap pudo ver lo grande que era su cuarto. De por si, cuando vio la casa pensó que estaba a punto de entrar en una mansión de algún presidente o algo así.

—wow… es inmenso tu cuarto.

—pfff en mi anterior casa era mejor. Pero debo decir que me he acostumbrado mucho a este lugar. —sonrio karl.— ¿Y que quieres hacer?

Sapnap dejo de ver las patinetas que tenía pegadas en la pared como decoración y fijo su mirada en aquel chico que lo había hecho sentir muchas cosas.

—pues… no tengo nada pensado ahora mismo. ¿Tienes videojuegos?

Karl asintió y lo tomo de la mano para llevarlo a otra habitación. Era como una especie de sala, con un televisor más grande que el de su casa, una play y una Xbox. Controles en la mesa. Y bastantes bebidas energéticas tiradas por todo el suelo.

—perdon por el desorden. Anoche vinieron unos amigos a jugar, y pues—miro al suelo y luego a sapnap.— no tuve tiempo de recoger ni limpiar.

—no te preocupes, si quieres te puedo ayudar en limpiar un poco. —sonrio sapnap.— no te preocupes,  me gusta ayudar.

Karl abrazo fuerte a sapnap y posó un beso en su mejilla izquierda.

—¡Gracias gracias gracias!

Las mejillas de ambos se tornaron a uno más rosado. Ambos estaban muy pegados, que podían sentir sus respiraciones. Karl estuvo a punto de besar los labios de sapnap, pero prefirió no incomodar y se alejó del contrario.

—perdon… me dejó llevar de la emoción.

Sapnap tratando de procesar todo asintió y le dio otro abrazo. Claramente no entendió el porque este se alejo, se veía muy decidido a lo que iba a hacer.

—no te preocupes, entiendo. Aveces… aveces nos dejamos llevar por el momento y está bien.

…

—lindo…

—¿Que?

Las mejillas de dream se tornaron más rosadas y miro hacia otro lado para esconder su rubor.

—¿Todo bien?—. Dream solo asintió y se levantó del sillón para ir a ver la cabaña.

—creo que deberíamos, no sé, comer algo.

George ignoro lo anterior y pensó que era cierto. Era mejor que comerían algo.

—bueno, ¿Y sabes cocinar?—. Pregunta el peli oscuro.

—no se me da muy bien. Pero hay una que otras cosas que se preparar gracias a mi hermana.

—¿Tienes una hermana? ¿¡Y no me dijiste!?

—perdon… se llama drista, es más pequeña. Tiene como unos 8 años y es lo contrario a mi. O eso es lo que pienso. —dream sonríe al recordar a su hermana. Es la única persona que le importa mucho luego de su madre, ella siempre está para el y por más que aveces se quieran matar, aún así se aman y se tienen el uno al otro.— Mi madre dice que ella es igual a mi. Pero meh, no lo creo.

—ja' siento que debe ser igual a ti. Con las mismas muecas y todo.— río George.

—bueno, ¿Que quiere comer príncipe George?

—ni me llames así que vomitó

—perdon su alteza—. Dijo este mientras hacía una reverencia.

—¡Ya! No me gusta nada de eso. Para ti solo soy George, tu amigo, con el que puedes hablar de tu a tu.

—Bueno si tu lo dices pri- digo George.

Ambos se rieron y decidieron pasar el resto del tiempo tratando de cocinar. Pero claramente esto no fue tan fácil como ambos creían.

—¡Busca agua, o no sé Ahhh!

—¡Pero si te deje un segundo! ¿¡que rayos!?

George tomo un trapo y lo tiró encima del sartén para ver si apagaba la candela que salía de este.

Dream por otro lado, estaba más pálido de lo que ya era. Su respiración estaba agitada, y además, sus ojos estaban abiertos como platos.

—haber —dice George más calmado.— ¿Me puedes explicar que pasó aquí?

—mira, estaba terminando los panqueques y cuando voy a voltearlos, pues,  me entretuve con algo  ¿Si? Entonces, cuando abrí la puerta para ver si había algo cerca, ys que escuche un ruido, pero sentí el olor a quemado y pues…

Ambos miraron a la vez a donde estaba el sarten. Dream suspiro y cuando volvió a ver a George este tenía el ceño fruncido.

—¿Y?

—bueno, ya estaba en llamas el panqueque. Y el otro también iba por el mismo camino.

George suspiro y alivio un poco su expresión para luego sentarse en la pequeña mesa que había en la cocina.

—bueno, por lo menos la casa, ni el bosque están en llamas.

—tu que sabes, a lo mejor si.

—¡Dream!

—perdon perdón. Ya no hago más bromas—. Sonrío este de par en par.

Luego ambos decidieron rendirse con la idea de cocinar y solo se sentaron en el sillón para ver que pedían de comer.

…

Karl y sapnap habían pasado el resto de la tarde juntos, una que otras victorias en los juegos. Algunas peleas y risas. Pero lo que más les gusto fue la compañía del otro.

—oye me la pasé bien pero debo irme.— dice algo cabizbajo sapnap.

—oh lo entiendo, no te preocupes. Gracias por acompañarme hoy. —karl aprovecho y se acercó a la mejilla izquierda de sapnap, para así depositar un beso.

Sapnap sonrío y luego abrazo a Karl como despedida. Ambos fueron a la salida y se despidieron para que luego sapnap fuera a su casa.

"donde rayos estará ahora dream" pensó sapnap al recordar que este se había ido cuando lo estaban molestando.

No le dió mucha importancia hasta que le llegó una notificación, y no fue una buena.

—oh mierda dream. En que rayos te metiste —dijo mientras empezaba a correr hacia la casa de dream.