Malexa abrió los ojos ante la petición de Zabdiel, y negó con la cabeza.
—No, Zabdisus, no quiero que vuelva la distancia entre nosotros y si te acuestas conmigo otra vez, va a volver —dijo la chica empujándolo ligeramente.
—Malexa, es que ya no aguanto, me gustó tanto que quisiera pecar contigo otra vez. Y lo entiendo, entiendo que tú no quieras estar conmigo... Yo me siento muy apenado de lo que he dicho —murmuro el boricua, apartándose de ella.
La rubia le dedicó una sonrisa y acerco su rostro al de Zabdiel y dejar un corto beso en los labios de él.
—Ve a ducharte, guapo, no pasa nada.
Y sin más que decir, Zabdiel le dedicó una sonrisa penosa y se dirigió a su habitación dejando a la rubia sola; quien solo podía pensar en lo rara que le parecía la forma de actuar de Zabdiel.
Bien, podría esperar aquellos cambios de actuar de cualquier persona, incluso de su madre o de su primo, ¿pero de Zabdiel? Por supuesto que era raro.
Y más luego de aquella conversación que había escuchado el otro día de Zabdiel con América; quien por cierto, no le había terminado de caer bien a Malexa.
Si bien ya había conseguido de Zabdiel lo que quería (sexo), no le fue suficiente, aquel peso estaba sobre los hombros de Malexa, sintiéndose mal por haberle sacado la virginidad a su compañero de habitación.
Por supuesto, estuvo gustosa de estar con el, demasiado gustosa. Pero él era tan especial, tan raro, tan religioso.
—¿Qué haré contigo, Zabdisus? —dijo la chica soltando un gruñido.
Más tarde Zabdiel había llevado los brownies de Malexa en la universidad, Malexa también había llevado dos trozos. Ella se encontraba en su salón, justo al lado de Nathaniel, quien no podía mirarle, ni hablarle.
Por supuesto que le había lastimado, pero él no lo iba a admitir.
Un mensaje le llega a Malexa y ella toma su celular en manos; la maestra de dicha materia había salido del aula de clases, por ende todos estaban metidos en otras cosas.
El mensaje era de su primo nuevamente.
Miele, debes hablar con tu madre; no puedes ignorarla toda la vida, ¿No crees? Ella está preocupada por ti.
Malexa resoplo, si bien tenía una buena relación con su primo, no era lo suficientemente perfecta para que la rubia hiciera lo que pedía, ella se dispuso a escribir.
Dile que se vaya a la mierda, no quiero saber de esa mujer. Y deja de hablarme de ella, cannella.
Apago su celular y se dispuso a mirar su libro, ella no sabía que cojones estaba haciendo en la carrera de contabilidad, ella odiaba los números y no eran lo suyo, pero aquí la teníamos, estudiando.
Nathaniel la observó un rato y luego hablo.
—¿Quieres ir a mi casa más tarde?
La rubia frunció las cejas mirando al chico, debía ir a la iglesia por la tarde con Zabdiel y por supuesto que no quería aumentar la ilusión de Nathaniel.
Teniendo en cuenta las actitudes del chico hacia ella no quería ilusionarme más.
—No, estaré ocupada —respondió, tajante.
Nathaniel resopló.
Él solo quería salir con ella y ella solo quería librarse de él, por más buen amigo que fuere, está esperando volver a tener sexo con ella y llegar a algo más si es que se puede, cosa que ella no quería.
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Zabdisus
FanficÉl odiaba el pecado. Ella era un pecado. Él odiaba el fuego. Ella era el fuego. Él amaba la tranquilidad. Ella era descontrol. Él la amaba. Ella sólo lo tomaba como un juego. Él odiaba pecar; sin embargo, lo hizo gracias a ella.