vii. trouble

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El auto se detuvo frente a un parque de diversiones, y el niño interior de Ryu por unos momentos se emocionó al ver la montaña rusa.

Está vez no había teléfonos por ningún lado, pero aún así, por los altavoces del lugar empezaron a escucharse las instrucciones del juego.

—"El juego será, caza bestias. Usando su puntuación como referencia, cooperen y derroten a las bestias que se encuentran dentro del área asignada"

—Eso suena mal, muy mal —Ryu siguió los pasos de Aguni cómo si de un chicle se tratara, después de todo, él le había dicho que no se alejara.

—Todos separarse, tomen un arma y empiecen a cazar —Aguni tomó a Ryu por el hombro —tú vendrás conmigo.

—Si, papá.

—Deja de llamarme así.

Todos los paramilitares se repartieron por la zona.

Al tiempo que personas inexpertas en el juego rogaban por sus vidas mientras que los animales se las comían, los militares aprovechaban el momento para empezar a disparar un par de balas.

—Toma esto, y demuéstrame que puedes hacer —Aguni le entregó un arma a Ryu, era una pistola, pequeña pero fácil de usar si no tenías miedo a jalar del gatillo.

Parte de la prueba era saber que tan valiente era Ryu, y hasta dónde podrían llegar sus habilidades físicas.

Un tigre se paró en forma de ataque frente a ambos, Aguni se puso detrás de Ryu esperando a ver qué haría a continuación.

Una oleada de recuerdos cuando jugó distancia lo invadieron, el miedo removía su estómago pero aún así no se iba a dejar vencer, menos cuando estaba a prueba.

Sus manos sujetaban el mango de la pistola, enderezó la espalda y se mantuvo firme en su posición. Ryu tiró del gatillo y el animal poco después de dos disparos cayó al suelo en un golpe hueco.

El menor bajó el arma lentamente, se sentía mal por haber asesinado al animal, pero no tenía más opciones.

—Buena puntería, niño.

—Nunca cuestiones lo que puedes aprender estando borracho —el chico miró el arma en sus manos —quizás no tenga la suerte de mi lado, pero si la puntería.

El juego estaba por terminar, quedaban pocas bestias en el lugar y Aguni no le quitaba el ojo de encima a Ryu cuando usaba el arma que le había dado, por seguridad nada más.

Un último animal venía detrás de Ryu, Niragi estaba decidido a matar a la bestia, pero quería divertirse un poco antes.

Cargó su arma con las últimas municiones que tenía, apuntó con esta y la bala que disparó terminó rozando el brazo de Ryu.

Al principio Ryu no sé quejo, ni siquiera fue consciente de la herida hasta que pequeñas gotas de sangre empezaron a caer al suelo.

—Uy, disculpa niño bonito, creo que falle el tiró —Niragi soltó el comentario de forma burlesca mientras sonreía con satisfacción.

—Te llevaré con Ann para que te revise, ¡nos vamos!

Aguni subió a Ryu en el auto y se preparó mentalmente para el posible sermón que el sombrerero le daría al llegar a la playa.

—Entonces... ¿Eres doctora?

Hace poco más de unos minutos que habían llegado a la playa, Ann había recibido a Ryu para curarle la herida que le había hecho el rifle de Niragi.

—No, médico forense.

—Vaya, bueno, supongo que todo tiene ventajas —el chico trató de sonreír para hacer el momento menos incómodo, pero Ann no era de hablar mucho.

𝗻𝗼 𝘁𝗶𝗺𝗲 𝘁𝗼 𝗱𝗶𝗲, aibDonde viven las historias. Descúbrelo ahora