xxi. heart massacre

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Ryu logró alcanzar a los otros dos, los tres se escondieron frente al capo de un auto abandonado. El menor de los tres examinó el área buscando algún punto seguro hacia donde ir.

—Solo quedan el Rey de Espadas y la Reina de Corazones —Ryu movió su cabeza a los lados —no podremos avanzar a ningún otro lado sin antes matar al Rey.

— ¡Hey, ahí! —Usagi señaló a Ann y Kuina quienes se encontraban atrapadas en el mar de personas.

— ¡Ann, Kuina! —ambas se acercaron, los cinco se agacharon para que no los vieran.

—Estoy feliz de verlos, ¿alguien ha visto a Tatta? Desde que nos separamos no lo he vuelto a ver —Usagi, Arisu y Kuina no respondieron, ¿como le decían que Tatta había muerto?

—Él también se separó de nosotros, pero seguro está bien —Kuina asintió dandose a si misma la razón, Usagi y Arisu le agradecieron en silencio —que gusto que estén bien —Kuina se percató de la ausencia de cierta persona — ¿Y Chishiya?

—Él está —la oración de Ryu fue interrumpida porque los vidrios del auto detrás del cual estaban esondidos se rompieron — ¡Corran!

— ¡Hay que derrotar al Rey de Espadas, o vamos a morir! —Ann iba detrás de los más jovenes cuidando sus espaldas.

— ¡Eso no suena alentador! —respondió Ryu.

Ann cayó al suelo y el Rey de Espadas la tomó del cuello para matarla, Ryu tomó el arma que estaba en su bolsillo y apuntó disparándole en el brazo, Kuina ayudó a la causa y con una buena patada golpeó un espejo retrovisor hacia el mercenario.

Un jugador llegó con un auto a toda velocidad, la persona saltó de este y el capo del auto llevó al asesino hacia otro causando que este se prendiera en fuego. Todos comenzaron a celebrar, lo habían logrado por fin.

—No pudo haber sido tan fácil... —Ryu se acercó a Ann y la tomó del brazo para que se levantara.

El Rey de Espadas salió de entre las llamas como si nada, Ryu maldijo por lo bajo y les dijo a todos que corrieran, ese juego parecía no tener fin alguno. Él tomó a Kuina y a Ann y se las llevó lejos evitando los disparos.

Arisu trató de dispararle con su escopeta, pero no logró darle. Justo cuando el Rey terminó de recargar municiones, una fecha aterrizó en su brazo, el hombre ni se inmutó pero Ryu azló sus cejas en señal de asombro.

— ¿Quién será ella? —preguntó para sí mismo.

Los cinco llegaron a la estación de metro de Shibuya, o al menos lo que quedaba de ella, todos se agacharon hasta el suelo, Ryu revisar cuantas balas le quedaban y suspiró, solo le quedaban dos disparos.

— ¡Arisu! —Heiya llegó junto con ellos, sus viajaron del antes mencionado y luego a Usagi — ¿Tú eres Usagi?

—Si —la chica asintió con la cabeza.

—Mucho gusto —Heiya sonrió de forma cómplice para Arisu, Ryu no pasó por alto esto y enarcó una ceja.

—No voy a preguntar al respecto porqué no tenemos tiempo —Heiya fijó sus ojos oscuros en Ryu, quién se quitaba los mechones largos de su cabello del rostro, hace rato no recibía un buen corte de cabello.

—Se quedará sin municiones, solo hay que esperar —la voz gruesa de Aguni enecendió una sensación de calor en el pecho de Ryu, ¿eso era real o estaba soñando?

— ¿Papá? —preguntó con un hilo de voz, sentía que iba a gritar de la emoción.

— ¿Aguni, que haces aquí?

𝗻𝗼 𝘁𝗶𝗺𝗲 𝘁𝗼 𝗱𝗶𝗲, aibDonde viven las historias. Descúbrelo ahora