𝗻𝗼 𝘁𝗶𝗺𝗲 𝘁𝗼 𝗱𝗶𝗲, aib

xi. witch-hunt

Chishiya estaba en silencio, Ryu empezó a caminar a su alrededor mientras suspiraba con tranquilidad, todo había salido como quería.

—Supongo que te estarás preguntando, ¿cómo lo hice? —Ryu metió la carta en su bolsillo, sus manos llevaron al mayor de ambos hasta una silla.

El menor puso pestillo en la puerta, caminó hasta estar de pie frente a quien había traicionado a sus amigos, sus ojos negros lo observaban expectante.

— ¿Conoces esa frase que dice "todos los hombres mienten"? —Chishiya no respondió, así que Ryu continuó —bien, veo que no me estás entendiendo, así que seguiré con mi asombrosa explicación.

»Verás, la frase célebre de "todos los hombres mienten", la usan las mujeres para explicar por qué los hombres no podemos ser sinceros con ellas.

—No entiendo a dónde quieres llegar con esto —el de pelo blanco frunció los labios llevando su cabeza hacia un lado.

—De hombre a hombre, en especial de parte de uno que ha mentido muchas veces para salvar el pellejo de las personas.

Ryu se señaló a sí mismo mientras fijaba su vista en el cuadro que estaba en el suelo.

—Supuse que algo andaba mal cuando alguien tan inteligente como tú ideó un plan tan mediocre para robar las cartas.

— ¿Plan mediocre?

—Si, mediocre —el de pelo corto asintió —vamos Shuntarō, eres de las personas más ingeniosas de este lugar, podrías quemar el lugar si quisieras y nadie sabría que fuiste tu.

—Me halagas.

—Suelo ser muy atento si quiero, sabía que no nos quitarías el ojo de encima, así que decidí jugar con tus propias reglas, ya sabes lo que dicen, lo que es igual no es trampa.

El pelinegro tomó el cuadro del suelo y lo elevó hasta ponerlo en su lugar de nuevo, acomodó este para que no se cayera de lado, se quedó admirando los detalles de la obra decorativa.

—Sabía que tenía que adelantarme tres pasos a ti, cuando entregaste a Arisu y a Usagi supe que ese a penas era el inicio de tu verdadero plan —el chico se dio la vuelta observando al de blanco, el cual no podía quitarle la mirada de encima —debo admitir que eres muy buen mentiroso, y Arisu es un tanto inocente.

Chishiya dibujó una sonrisa en su rostro, estaba impresionado, jamás pensó que ese joven estudiante podría llegar a atraparlo con las manos en la masa.

—Aunque hay algo que aún no me cierra, ¿sabes?

— ¿Y qué es, niño? —El mayor se cruzó de brazos mientras reclinaba su espalda sobre el espaldar de la silla donde estaba sentado.

— ¿Por qué no me entregaste junto con Usagi y Arisu? —Ryu tomó asiento frente a él, ambos mantenían una guerra de miradas que parecía no tener un perdedor —tendrás que esforzarte mucho si quieres que te perdone por intentar traicionarme.

— ¿Por qué yo querría que me perdonaras?

—Tengo mis razones para pensarlo —él se levantó de la silla y caminó directo hasta la puerta —ahora sí tendrás que esforzarte para idear un buen plan para encontrar esas cartas, la que tengo aquí vendrá conmigo.

—¿Cómo sé que no las tienes todas contigo?

—Puedes venir y revisar si quieres —sus brazos se abrieron mientras se encogía de hombros —sé que te mueres por tocarme, guapo. Quizás si le pones más ganas, podrías ganarte ese beso que tanto quieres —Ryu le guiño un ojo antes de salir la habitación dejando a un Chishiya un tanto más motivado a encontrar esas cartas que antes.