xx. the meaning of life

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Los tres llegaron a lo que parecía ser un viejo estadio de fútbol, este estaba completamente destruido, se animaron a entrar solo porque Ryu hizo un berrinche digno de un niño pequeño.

Entre los escombros se escondían lo que parecían ser aguas termales, Ryu dejó que el agua escurriera entre sus dedos, estaba a la temperatura perfecta.

—El agua está perfecta —dijo Usagi jugando con ella.

—Tenemos que aprovechar, ¡hay que bañarnos! —Arisu se quitó su chaleco tirándolo al suelo, Ryu y Usagi se miraron entre sí para después volver su mirada al mayor.

— ¿Juntos? —preguntó la chica.

—Yo creo que iré a explorar.

Ryu se levantó del suelo, moría por tomar un baño caliente, sí, pero Usagi y Arisu necesitaban tiempo a solas. Sus pasos hacia atrás lo hicieron tropezar con una roca, pero rápidamente se recompuso.

— ¡No pasó nada! ¡Adiós!

Él se fue dejando a los otros dos a solas, quienes acordaron que cada uno se bañara de un lado diferente siendo separados por una roca.

Ryu abría espacio entre los restos del estadio, las palmas de sus manos se lastimaban con la áspera textura de las rocas, pero eso no le impidió seguir avanzando.

A veces, sentía que estaba extra cuando de relaciones se trataba, primero sus padres, que ya no sabía si eran sus padres realmente, y ahora Arisu y Usagi, solo esperaba que esos dos no pelearan por su culpa.

El menor de los tres no supo cómo ni porqué, pero había terminado de nuevo en el punto de inicio, prefirió quedarse detrás de las rocas admirando la imagen de dos elefantes tomando un baño.

—Hasta un elefante tiene más suerte en el amor que yo —Ryu se sentó en el suelo —me pregunto cómo estará él.

Al otro lado de las rocas, Arisu y Usagi estaban muy nerviosos, nunca habían estado juntos de una forma tan... íntima, ni siquiera cuando compartían tienda todo el tiempo que acamparon en las calles de Tokio.

—Está bien, quédate.

Ryu al oír la voz de su hermanita no pudo evitar asomarse un poco, si esos dos llegaban a algo esa noche, podría restregar en la cara de Arisu que él siempre tuvo razón, no podía perder la oportunidad.

Arisu se acercó hacia la chica, sus manos rozaron por debajo del agua, y aunque antes ya se habían tomado de la mano, ahora se sentía como algo nuevo. Sus dedos se entrelazaron, y sonrisas tímidas se extendieron por los rostros de ambos.

La mano libre de Usagi se deslizó por el pecho de Arisu hasta terminar en su nuca, con un leve empujón de esta hacia el frente la distancia entre ambos se cerró siendo sellada con un cálido beso, un beso sincero.

Cuando sus labios se separaron, una leve sensación de frío los invadió, las mejillas de Usagi estaban coloradas y el corazón de Arisu latía con fuerza, estaban en donde debían de estar.

—Oh si, aja, eso es, muy bien —Ryu salió de detrás de las rocas haciendo un ridículo baile de la victoria —lo sabía, lo sabía, lo sabía.

—¿Ryu?

El chico detuvo su baile, escondió sus manos detrás de su espalda, sus labios fueron decorados por una sonrisa inocente y una pequeña risita nerviosa.

—Puedo explicarlo, no lo estaba espiando, solo quería comprobar una teoría que tenía —el chico señaló a Arisu —yo siempre tengo la razón, y te lo dije, te dije que se gustaban.

Inevitablemente volvió a hacer su baile de la victoria mientras que Usagi reía y Arisu se enamoraba de la dulce melodía de su felicidad.

A la mañana siguiente, en la Corte Suprema, se dio a lugar al siguiente juego, el juego del Rey de Diamantes, y como digno jugador, Chishiya se registró en el juego esperando que después de eso pudiera encontrarse con los demás, especial con el niño.

𝗻𝗼 𝘁𝗶𝗺𝗲 𝘁𝗼 𝗱𝗶𝗲, aibDonde viven las historias. Descúbrelo ahora