⭐Diez⭐

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Trabajaron toda la tarde, Jungkook estuvo al lado de Jimin en cada evento.

Se miraban cada cierto rato.

Jimin necesitaba hablar con Jungkook, este había recibido una precaria educación sobre su existencia y naturaleza, definitivamente debió estar con el siempre, pero ya era tarde para eso.

Quería que Jungkook supiera cuánto lo amaba desde siempre, y que no piense que esto era parte de un destino que no quería.

Mientras pensaba en eso, trataba de bloquear a Jungkook, porque la conexión  estaba ahí, y no quería exibirse.

Jungkook estaba inserto en un mundo dónde solo era uno más en este universo. Una pieza que debía encajar y que no tenía libertad.

Odiaba eso, no quería que Jimin lo necesite de esa forma, solo porque el tenía una parte para que todo se cumpla.

El quería pertenecer a alguien en cuerpo y alma, que de verdad sienta amor no porque sea su destino, y deba ser así.

Ahora todo lo que sentía lo cuestionaba. Se sentía frustrado. 

Jackson llegó con Lisa a esa hora.

Habían encontrado por fin un lugar donde dormir todos y ellos ya habían podido descansar unas horas.

—Jungkook —le dice Jackson —el brujo que estaba siguiéndonos aún está por ahí. Lo he sentido todo el tiempo.

— Lo sé — le dice Jungkook,— yo también.

Era la media noche y la juventud del último evento estaba en la pista de baile.

Jimin estaba en la caja  tal como habían quedado.

Jungkook estaba tras el, mas o  menos a un metro de distancia, cuidándolo, era inevitable, la presencia de Jimin lo llamaba, ya no podían separarse.

—¡Hola nene! —le dice un adolescente a Jimin.

—Que cosita tan hermosa me he encontrado por aquí. ¿Me vendes seis cervezas?

—Claro — le dice Jimin, no tomando en cuenta los comentarios, era un adolescente ebrio, no valía la pena.

El chico le pasa el dinero y desliza su mano con la de Jimin.

—¡Hey! —Le dice Jungkook acercándose —¡paga y vete!

—Y tú quien eres ¿su guardaespaldas?

—Si, lo soy, así que piérdete.

El hombre no hizo caso

— Cariño, ¿quieres bailar conmigo?, ¿no estás aburrido? Yo puedo hacerte la noche muy entretenida.

—¡Que! ¡no escuchaste!—le grita Jungkook.

Jimin lo mira asustado — ¡basta Jungkook!.

—¿Que? ¿Quieres ir y bailar con el?, ¿Te gusta?

—¡Jungkook que te pasa! ¿Por quien me confundes? Es solo un cliente ebrio, no le hagas caso.

—Vete ahora— le dice Jungkook, enojado— si no te sacaré a patadas de aqui.

Cuando el hombre lo mira a los ojos, se estremece, una veta roja se desliza por el iris de Jungkook.

— ¡Ok! ¡Perdón! — Le dice el hombre levantando las manos,—  ¡me voy!

—¿Qué te pasa Jungkook? no puedes comportarte así, no quiero que me vuelvas a hablar de esa manera, ¿me escuchaste?

— No me pasa nada— dice Jungkook. Y se sienta dónde estaba.

Se sentía estúpido, tenía ganas de arrancarle la cabeza a ese tipo.

La estrella del SurDonde viven las historias. Descúbrelo ahora