⭐Doce⭐

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Jimin estaba en su habitación sentado a una orilla de la cama. Ya había dicho todo, bueno no todo, no le había dicho que lo amaba desde que nació, pero eso ya no importaba, Jungkook no lo amaba, empezaría a prepararse para irse, para pasar sus últimos días al menos en un lugar tranquilo, junto a Tae y Jin quienes eran realmente sus padres.

Le hubiese gustado haber visto a  Phensho. Hubiese sido lo más hermoso poder volar entre sus plumas y sentirse tan libre como el viento en esas grandes alas.

No se permitiria llorar, aunque lo único que quería era gritar, desbordarse, poder entregarse al dolor y que saliera de su pecho apretado y angustiado.

—Yo puedo hacerlo por ti Jimin, lo sabes.—le dice Lisa entrando a la habitación.
—Debes estar fuerte para el regreso, y en tu estado no es recomendable, hasta en mi boca siento tus lágrimas ocultas.

—Lisa, he vivido con dolor toda mi extensa vida, no te preocupes, además será mucho para ti. 

— No puedo quedarme tranquila sabiendo todo lo que  se desde hoy, siento tanta rabia contra los sabios y contra Alaska, ella lo sabía todo. ¿Porque no nos lo dijo.

—No lo se, creo que trato de proteger a Jungkook, pero logro hacer lo contrario.

—Jungkook no está bien, ¿lo sabes cierto!?

—Me imagino que si, pero no puedo sentirlo, ese pequeño brujo me tiene bloqueado.

—¿Puede hacer eso?

— Si, le dice Jimin sonriendo, mientras más está conmigo más fuerte se vuelve el amuleto, le dará mucha más fuerza mientras esté cerca de mi.

—Tengo una duda con respecto al amuleto.

Jimin levanta la mirada,—no puedo decírtelo.

— ¿Otro secreto más?¿Jungkook lo sabe?

—No sé si lo sabe, pero ya no importa, no servirá de todos modos.

— Jimin, por favor no sigas ocultandole cosas a Jungkook, cada vez está mas triste  y decepcionado, el tiene una responsabilidad grande en sus hombros, algo muy importante, trata de comprender. El no sabía nada y ahora lo sabe casi todo.

Jungkook estaba en el balcón, sintiendo el aire húmedo en su cuerpo, sentía la briza fresca entre sus cabellos, cerró los ojos, no entendía nada, ¿Porqué Alaska no le había dicho lo importante que era y todo lo que significaba su existencia?

Amaba a Jimin con todo su ser, y tenía tanto miedo que algo pasara, tenía un presentimiento y este no se iba.

Tampoco sabía porque se había quedado callado cuando Jimin le pregunto lo que sentía.

Estaba tratando de procesar lo que recién había escuchado, y no reaccionó a nada más. Esperaba que Jimin le dijera sus sentimientos. Pero al parecer Jimin solo quería que las cosas sucedieran porque tenían que, no porque los quisiera de verdad.

Suspiro, era hora de irse.

Ingresó a la sala principal, estaban todos juntos, menos Jimin.

Se sintió el baño correr, y cuando se abrió la puerta Jimin salió con los ojos hinchados y  amarillos.

Jungkook se sintió destrozado. Jimin se aguantaba y a veces era sobrepasado.

—Jimin, ¿estás seguro que puedes saltar?— le pregunto Tae, preocupado.

—seguro, se quedó con la mirada en el piso, no quería mirar a nadie, menos toparse con la mirada de Jungkook.

— ¿Están todos preparados?

La estrella del SurDonde viven las historias. Descúbrelo ahora