༄ℙ𝕣𝕠𝕗𝕦𝕟𝕕𝕚𝕕𝕒𝕕𝕖𝕤๛

𝕄𝕒𝕝𝕕𝕚𝕥𝕒 𝕞𝕠𝕣𝕥𝕒𝕝𝕚𝕕𝕒𝕕.

Actualidad:

__Me refiero al Cephalorhynchus hectori.

Hizo una pausa y observó con un aparente malhumor los cinco pares de ojos que le miraban confusos. Dos hombres y tres mujeres (Bastante cargosas para su gusto) formaban parte de su nuevo equipo de trabajo. Llevaba una semana viviendo entre los humanos, como un simple mortal y ya se había asqueado.

Se suponía que esas personas eran destacados biólogos marinos que estaban allí en funcion de rescatar a las especies en peligro de extinción. Él no habia hecho mas que mencionarle unas cuantas pero solo obtenía respuestas ensayadas y sacadas de los libros. Incluso, en mas de una ocasión, mostraban desconocer los verdaderos nombres de dichas especies.

Soltó un suspiro y se armó de paciencia para explicar lo que acaba de decir.

__Me refiero al delfín de Maui. También conocido como el delfín de Héctor o delfín de cabeza blanca. Vive en aguas poco profundas de la costa de Nueva Zelanda y está catalogado como amenazado desde hace mucho tiempo. Se trata de la más pequeña de las especies de delfines del mundo. Los esfuerzos de conservación de esta especie marina deben centrarse en evitar su muerte accidental en las redes de pesca.

__Otra vez estamos haciendo incapié en la lucha contra las redes ilegales de enmalle y de deriva.

Poseidon observó al hombre que lo había interrumpido. Era un sujeto de cabellos castaños y ojos verdes. Aparentaba unos cincuenta años y su ceño fruncido era caracteritico en él desde que había conocido al nueve jefe de departamento, quien aparentaba mínimo unos treinta años. Segun la experiencia del doctor Bulki, a esa edad uno recien terminaba de formarse en la universidad por lo que era inaceptable que ese joven tuviera mas conocimientos sobre el tema.

Poseidon lo hubiese ignorado de buen agrado, a no ser porque era el miembro mas "destacado" de todos. Y por alguna razón deseaban conservarlo en la empresa. Poco le importaba. No tenia pensado trabajar allí por mas de seis meses. Apenas terminara su castigo, se borraría del mapa, llevándose hasta sus recuerdos. Pero aun así, el hombre no se saldría con la suya mientras él estuviera presente.

Tenia la extraña mania de discutir todas sus palabras y de declarar culpable a las catástrofes naturales o a la misma evolución de la vida como principal causa de la extinción de la flora y fauna marina. No queria ahondar en las razones por la cual el doctor Bulki excusaba al ser humano de ser la mayor catástrofe natural, pero sí iba a aprovechar ese trabajo para continuar protegiendo sus ecosistemas. No iba a ponerse a discutir.

__Estas redes__dijo con tono aburrido__impulsadas por el viento y las corrientes marinas, capturan peces, tortugas, mamíferos marinos y todo lo que se cruza a su paso. ¿Cual es el problema de querer exterminar ese problema de raiz?

El doctor Bulki se sonrojó en extremo, probablemente impulsado por un enojo extremo, a saber bien por qué, pero guardó silencio. Y así fue cómo terminó lo mas excitante del día. Prosiguió la reunión marcando los mayores puntos de peligro y debatieron sobre los siguientes pasos que seguirian los próximos meses para controlar la zona y expulsar a las grandes industrias pesqueras de las zonas de Australia y alrededores.

Se puso de pie mostrándose relajado y seguro de sí mismo. Llevaba unos pantalones de jean oscuros aunque desteñidos en la parte de los muslos, unas zapatillas de cuero marrones acordonadas y una camiseta azul con un logo que desconocía y optaba por seguir desconociendo, de cuello redondo. Se apartaba el cabello del rostro, usando sus Blu-Ray como una vincha improvisada y llevaba un Rolex original de oro blanco en su muñeca izquierda.

Cualquiera diría que ostentaba cierto lujo, aunque pretendiera ocultarlo con sus ropas. El Rolex y el anillo de oro que llevaba en el anular izquierdo podrían desmentir facilmente que era un típico hombre que vivía en la costa de Virginia, bajo el simple y excaso salario de un biólogo, pero nadie sabia mejor que él el significado de ambas piezas y del por qué las odiaba encarecidamente. Las perdería de buen agrado si tan solo fuera posible.