𝕌𝕟𝕒 𝕔𝕖𝕟𝕒 𝕪 𝕦𝕟 𝕡𝕒𝕣 𝕕𝕖 𝕒𝕕𝕧𝕖𝕣𝕥𝕖𝕟𝕔𝕚𝕒𝕤.

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Cuando entró al comedor se detuvo en seco. tranquilamente podria haber llorado de alegría pero no iba a darle con el gusto al pelinegro que lo miraba completamente complacido de sí mismo. Zeus se había acomodado en la punta de la mesa, como si él fuera el anfitrión en su propia casa. Estaba con los antebrazos apoyados en la mesa, cruzados entre si. Vestía un traje de raya diplomática de tres piezas, color gris oscuro que contrastaba demasiado bien con sus ojos azules, divinamente enmarcados por pestañas largas, gruesas y oscuras, casi la misma descripción se llevaba su cabello que por alguna razón lucia de color negro azabache, despeinado pero con estilo y perfectamente controlado.

El tono de su piel era bronceado, casi dorado y queda como un increible fondo del bello de su pecho que se divisaba escapando por el cuello de su camisa desprendida. Él tambien lucia un Rolex, salvo que el suyo era de oro puro. No usaba anillos pero sí lucia un par de cadenas bastante varoniles en su cuello. Una dorada mas larga que la otra, que era de plata. Vale, recien percataba que no llevaba corbata pero a ¿quién le importaba cómo lucia Zeus? Y lo que era peor, ¿desde cuando admiraba con la vista su figura? Se concentró en lo mas importante, aquello que sí valía sus lágrimas, la comida desplegada sobre la mesa.

Grandes bandejas de plata contenían una gran variedad de panes, entre los que destacaban el Horiatiko Psomi, el Skorthopsomo, el Tyropsomo y el típico e infaltable pan de Pita. A los costados había cuencos rellenos con aceitunas de todo tipo, almendras y otros frutos secos como pistachos y anacardos. Otras bandejas mas pequeñas contenían quesos frescos cortados en cubo. Mas allá de los aperitos, se veían bandejas y cuencos con diversas degustaciones como Htipiti, Kolokithokeftedes, Melitzanosalata, Tzatsiki, Keftedes, Avgolemono, Buyurdi, Spanakopita, Papoutzakia, Fasolakia, Musaka, Dolmades y Stifado.

Aunque los platos principales se lucían con pescados frescos del Mediterráneo, pulpo, calamar, langosta, en platos típicos como el Kalamarakia, el Sardeles, el Psari plaki o su otra version, el Psari blanco. Y para acompañar todo eso, no podia haber otra cosa mas que una jarra de oro con vino blanco de Retsina. De repente, el olor a hierbas y especias mediterráneas lo envolvía como si fuera una canción de cuna. El tomillo, la hierbabuena, la albahaca, el romero, el azafrán, el eneldo no solo le hacian la boca agua sino que lo relajaban visiblemente, lo hacian sentir nuevamente en casa. Pero claro. Zeus podia tener muchos defectos pero no era un idiota, estaba mas que claro que no buscaba agasajarlo con tantos platos griegos sino que mas bien quería él se sentara y degustara todos esos platillos como era comun hacerlo en Grecia: en Silencio. Y solo podías emitir una palabra si el anfitrión lo consideraba necesario y te daba permiso para hacerlo. No por nada habia elegido ese lugar en la mesa.

Gracias al Olimpo no se habia dejado llevar por la emocion. Hubiese sido la madre de las ridiculeces romper en llanto por el detalle, cuando el otro buscaba por todo lo ancho manipularte con comida. Puso los ojos en blanco exagerando el gesto para que no pasara desapercibido pero de todas formas se sentó y comenzó a estudiar la posibilidad empezar a comer. Esperadamente, los únicos cubiertos sobre la mesa eran cuchillos para el pescado y algunas cucharas. Estaban envueltos en servilletas de tela refinada y a juzgar por lo que veía tambien eran de oro. Sonrió y alcanzando un pan de la bandeja dispuesto a destrozarlo para remojarlo en la salsa de ajo que estaba frente a él, no dejó pasar la oportunidad de burlarse.

__¿El rey no come alimentos del pueblo? ¿Seria una ofenza usar utensillos que no sean de oro, su majestad?

Las cejas de Zeus se elevaron disparadas por la sorpresa del comentario. Vale, debia admitir que él estaba acostumbrado a comer de esa forma en su templo submarino, pero ahora como mortal tenia derecho a juzgar el despilfarro.

__Si tuviera en cuenta la cantidad exagerada de sarcasmo que utilizaste en cada silaba de esa frase, ahora mismo habría una cantidad considerable de frituras del supermercado allí donde está esa langosta.

༄ℙ𝕣𝕠𝕗𝕦𝕟𝕕𝕚𝕕𝕒𝕕𝕖𝕤๛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora