CAPITULO 3

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6 años después.

Jamás pensé llegar con las ganas por los suelos el día de hoy, tengo que decir que hoy me dieron hasta por debajo de la lengua, hace unos meses empecé a trabajar en una constructora, ya que mi antiguo trabajo, en el que estuve por casi cinco años se fue a la quiebra, ahora soy la segunda secretaria del dueño, pero para variar hago el trabajo de la primera, papeleo, juntas, ¡café!, para todo soy yo, y para acabarla de amolar, me pagan lo mínimo y hago más que la oficial, pero en fin, ventaja de abrirle las patas flacas que tiene al jefe, pero tengo que ser fuerte, no por mí, sino por mis padres, aquellos que no me dieron la espalda al contrario, me dieron su apoyo incondicional, pero sobre todo por él, mi motor de vida, haría todo con tal de verlo sonreír y no sufrir, por ver sus ojitos azules mirarme de la manera en la que día a día lo hace.

— ¡MAMIIII! — la voz agitada de Nick me hace sonreír para ponerme a su pequeña altura y rodearlo con mis brazos.

— Hola pequeño, ¿Cómo te portaste el día de hoy? ¿Le hiciste travesuras a los abuelos? — mi pregunta es de rutina porque no hay día que no le haga algo a mis padres. 

— Creo que Nick tiene mucho que contarte — la voz de mi padre me hace sonreír y Nicky le da una mirada burlona.

— No tengo la culpa que no te puedas subir a un árbol abuelo — lo veo cruzarse de brazos y sonrío.

— El abuelo no tiene edad para subirse a los árboles — digo acariciando su cabeza mientras paso a un lado de él.

— Ya estoy viejo Nicky, solo que no se nota porque estoy bien conservado para mi edad, pero un día de estos les puedo dar un susto.

— ¡Abel Brock! — el grito de mi madre, quien se encuentra en la cocina se hace presente y los tres reímos —No digas esas cosas frente a Nicky — dice una vez que aparece en la sala secándose sus manos con una toalla de cocina —hola, cielo — me da un beso en la mejilla y le devuelvo el saludo. 

— Hola mamá, huele deliciosa la comida.

— Hice tu comida favorita hija, pasta en salsa de nuez, y para Nicky unas ricas brochetas de pollo.

— Subiré a darme un baño rápido antes de comer — mi madre asiente y la veo tomar de la mano a Nicky para guiarlo a la cocina, no sin antes escuchar la voz de mi pequeño.

— Yo pongo la mesa abuela, ayer el abuelo puso los vasos en un orden que no van — sonrío ante sus palabras, desde que empezó a caminar y a ser más independiente Nick tomo ciertas conductas que a muchas personas se le hace raro, un ejemplo son los vasos, tienen que tener un orden y una medida del resto de los utensilios, siempre se pone primero el zapato derecho, cada que salimos alisa su ropa y se acomoda el cuello de la camisa, no le gusta que otra persona le toque el cabello, yo soy una excepción, soy su madre, pero de ahí en fuera nadie, dice que nadie lo sabe acomodar, pequeños detalles que espero no le causen conflicto en el futuro, pero el más grande detalle es que en ocasiones sale su adulto interno y te da respuestas que mi cerebro de persona adulta es incapaz de maquinar.

Una vez que llego a mi habitación me quito los tacones los cuales me están matando y voy por una muda de ropa para estar ligera mientras como, veo las fotos de Nicky y sonrío con ternura al ver cómo ha crecido, quien diría que una sola noche me daría un regalo que va a cumplir seis años en unos meses, porque efectivamente, quedé embarazada de esa noche del bar, ¡SORPRESA! El recuerdo llega a mi mente cuando me adentro en la tina del baño y cierro mis ojos con una sonrisa.


Flashback

— ¿Qué dice la prueba Via? — dice Mica tras la puerta.

AMOR DE UNA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora