Capítulo 13: La coronación de la tristeza.

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Capítulo 13: La coronación de la tristeza.

"La esperanza de la que siempre me aferré en esos instantes no apareció, estaba derrotada." Paula Castillo.

Pensamientos de Elizabeth:

Nuestro mi primer año estaba por culminar y aunque sentía distorsionado el transcurso del tiempo, puesto que me costaba recordar debido a las pastillas, de lo único que hablaban era del inicio del segundo año, por qué nos enviarían a misiones en solitario, lo que causó mucha expectación.

—Después de tantos retrasos no puedo creer que mañana me volveré la directora de esta Academia —susurró Irina, quien estaba acostada a mi lado.

—Lo harás genial —afirmé y me cubrí el rostro con una almohada debido a que los rayos de sol me molestaban de sobremanera y eso que eran más de las cinco de la tarde.

—Noté que tus calificaciones bajaron un poco, ¿todo bien? —averiguó Irina.

—Debes dejar de husmear en mi correo —respondí desganada.

—Quiero que hagas las cosas bien, de hecho, estoy pensando cómo le haremos para que puedas tener misiones en solitario y tener tiempo para la universidad de medicina —comentó Irina.

—Tal vez me tomé un año para enfocarme solo en la Academia y en las misiones —anuncié.

—Pero perderás un año —protestó Irina, no muy feliz.

—No importa —dije.

Irina me quitó la almohada del rostro y me vio con cierto recelo.

—Te ves muy pálida, quizá debas ir al doctor — aconsejó mi hermana que pasó una mano sobre mi cabello.

—Estoy bien, ya sabes las migrañas de siempre —contesté indiferente.

—Entonces no deberías salir está noche, quédate y veamos una película, ya mañana tendremos fiesta durante el evento —me pidió Irina con una sonrisa.

Por un momento pensé en aceptar, pero fueron más grandes mis ganas de salir a algún bar de la capital y drogarme, por lo que rechacé su oferta.

—¿Iras con Paula y James? —indagó Irina.

—No, creo que iban a estar ocupados —mentí, puesto que ellos me invitaron a ir de compras para la fiesta de anuncio de la nueva directora, no obstante, como yo acudía a fiestas con Rangi en dudosos bares, evité a toda costa que lo supieran.

Cuando me despedí de mi hermana fui a mi habitación a prepararme, luego pedí un uber que me llevó hasta un bar muy popular, ahí me encontré con Rangi donde subí a su coche y partimos directo a un bar de las orillas de la ciudad.

—¿Otra vez le mentiste a tus amigos y a tu hermana? —indagó Rangi divertido.

—Ya sabes el protocolo —contesté con frialdad.

Al llegar al bar lo primero que me cautivo fue la música que sonaba tan fuerte que me fascino, no tarde en tomar dos pastillas y deslizarme por toda esa gente que estaba en la entrada.

—¿Lo de siempre? —me preguntó Arthur, el cantinero con quien formé una buena amistad.

Asentí y luego desvié la vista a la pista, miré a una chica de cabello con mechas plateadas que bailaba sin parar junto a otra chica de cejas pobladas, por completo capturó mi atención.

—Aquí tienes —me dijo Arthur y me dio una margarita.

Le di un sorbo y percibí como el efecto de las pastillas se hicieron presentes.

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