Capítulo 31: Eli, III.

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"Qué afortunados son algunos"

La primera semana fue un total fastidio, ya que poseía el mismo horario de Jodie, a veces en la mañana, tarde o incluso en las madrugadas, y mi trabajo era siempre el mismo: abrir y cerrar la puerta.

Aunque no todo era malo porque verla trabajando con tanta pasión y esfuerzo por hacer las cosas perfectas me cautivaba. Su equipo consistía de una chica y tres chicos que tenían sus cubículos uno frente a otro a una distancia de unos dos metros a la puerta principal de la oficina de Jodie. Siempre estaban de un lado para otro y de vez en cuando me dedicaban una mirada de recelo. Ellos hacían las cosas tal y como Jodie las pedía, a veces note que solo una mirada de ella era suficiente para dejar callado a cualquiera de sus subordinados.

—¿Gustas un café? —me preguntó uno de los chicos cuando la lluvia comenzó a caer con gran fuerza.

Asentí y me levanté de la silla que estaba a un lado de la puerta.

—Soy Rick, lo siento si no me presente antes, siempre hay mucho trabajo por aquí —expresó el chico con una sonrisa.

—Comprendo, soy Elizabeth Saint Black —anuncié con fuerza como para ya no tener que presentarme con los demás.

—Bienvenida al departamento de antinarcóticos, es genial estar aquí —comentó Rick.

Una drogadicta en antinarcóticos como si la vida no fuera lo suficientemente irónica, pensé.

...

Conforme pasaron los días, Rick y Adam, el hacker del equipo, conversaron más conmigo, a excepción de Sonia, la mano derecha de Jodie, quien era una mujer demasiado glamorosa, tenía más el porte de modelo que de agente de inteligencia. Ella siempre me ignoro, ni el saludo me devolvía, incluso me hizo sentir inexistente, pero no le tome importancia.

Cuando Jodie y Sonia no estaban, Adam y Rick me mostraban su actual investigación que era para un hombre llamado Rowan Silas conocido como el "As", quien se encargaba de distribuir droga por varias zonas, ese era uno de los tantos delitos que tenía encima, en verdad que ese hombre estaba hasta el cuello.

Al cumplir mi tercera semana de servicio me toco presentarme por la tarde, así que antes de llegar tome un calmante, mantenía mi dosis lo más baja que podía, con la esperanza de poco a poco irlo dejando.

—Se pronostica una tormenta —murmuró Adam que chasqueo la lengua con desagrado.

—¿Y eso es malo? —pregunté con confianza, puesto que no había llegado Jodie y Sonia.

—Gravísimo, hoy iremos al depósito de las afueras de la ciudad, ahí decomisaremos un lote de drogas que dejaran en uno de los almacenes, ese será un gran golpe —aseguró Rick.

Asentí y dirigí mi mirada a la ventana donde noté un cielo nublado.

—¿Por qué ustedes me investigaban a mí? —pregunté, pues era una duda que rondaba mi cabeza.

—Sencillo, en el accidente del club creímos que eras una terrorista que uso algún narcótico para asesinar a las personas —contestó Rick con una gran sonrisa.

Guarde silencio.

—Al final fue una fuga de gas, pero tranquila sea el motivo por el que estés aquí debe ser importante —agregó Adam.

No me imagino todos los hilos que tuvieron que mover en Lancima para hacer pensar a los demás que fue un accidente cuando toda la culpa era mía.

Al escuchar el sonido del elevador volví a mi lugar y noté que Jodie entro con un vaso de café en la mano derecha, a su lado iba Sonia, como de costumbre abrí la puerta y ellas entraron sin siquiera saludar.

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