Capítulo 15: Segundo año, prácticas individuales. James.

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"Hay una bestia durmiendo en cada uno de nosotros" James Skylar.

En cuanto el avión aterrizó sentí como si una parte de mí quedara atrás, todo era nuevo, un mundo inexplorado y aunque no dejaba de pensar en Paula y Elizabeth le pedí mucho a dios que donde sea que estuvieran, al menos se encontraran con bien porque no podía llamarlas o algo similar debido a que estaba prohibido.

—Tú debes ser el chico de Lancima —me dijo una joven muy bella, de cabello largo, lacio y negro como la noche, que le llegaba un poco debajo de la cintura. Llevaba puesto unos tenis, un pantalón holgado y una blusa que dejaba ver su bien definido abdomen.

—Así es, soy James Skylar —me presenté.

—Un gusto, soy Adriana De Vries, y seré tu guía —anunció.

Después de recoger mi maleta nos dirigimos a una casa en los suburbios de la ciudad.

—¿Ya sabes qué harás aquí? —me cuestionó Adriana.

—Me indicaron que debo protegerla de un brujo que la ha estado acosando —murmuré.

—Bueno, la historia es más complicada que solo eso, él fue mi novio, se llama Nick Smith, es el hijo de Jenkins Smith, el dueño de la farmacéutica más famosa del país, y tiene como don el frío, y también puede manipular el hielo a su voluntad. Al principio no creí en la magia, pero una de mis tías me habló de Lancima, ella forma parte del Gremio, por eso solicitó su ayuda —explicó Adriana de manera simpática.

—¿Hace cuanto la molesta? —indagué.

—Primero no me hables de usted, casi tenemos la misma edad, ¡es raro me haces sentir vieja! Y Nick se volvió una pesadilla en mi vida desde hace seis meses, incluso ha dejado esculturas de hielo frente a mi puerta. Lo que me llevó aceptar su ayuda es que hirió a uno de mis amigos quien sigue en el hospital —reveló Adriana con desagrado.

—¿Qué le hizo? —averigüé.

—Cuando me vio con él, le lanzo una punta de hielo que le atravesó el costado derecho, por suerte logró sobrevivir. Temo que su locura lo lleve a herir a otros de mis seres queridos —finalizó ella.

...

La habitación que se me designó quedaba justo al lado de la de Adriana, no era muy grande, pero si lo bastante cómoda, organicé mis cosas y cuando terminé me di una ducha. Al caer la noche creí que sería sencillo, aunque cuando abrí la puerta me encontré a Adriana vestida con un espectacular vestido rojo.

—Arréglate que vamos a salir —me indicó.

—No considero que sea prudente, pensé que cenaríamos en casa y ya —respondí.

—¿Acaso me ves de 80 años? Has lo que te digo —recalcó y se dio la media vuelta.

Me vestí con un traje de color azul marino, me gustaba porque además de ser elegante era cómodo por si algo surgía.

El chofer de Adriana nos llevó hasta la parte más alejada donde una fila de bares y su música entremezclada no dejaba disfrutar de nada. Ella se reunió con un grupo de cinco chicas con las que comenzó a ordenar un sinfín de bebidas.

—¿Y tú eres? —me preguntó una de sus amigas.

—Él es mi nuevo guardaespaldas, es James —señaló Adriana que se adelantó a responder.

Me mantuve de pie viendo como las chicas se divertían, una parte de mí extrañó las fiestas con Paula, Elizabeth y Sandy así que sonreí.

Adriana se subió a la barra donde destapó una botella con la que roció a sus amigas, su desenfreno me pareció bastante alegre.

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