9.- Confesiones

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Aren está muy concentrado en su libro, no creo que se haya percatado de que yo he dejado de leer. Me levanto y me acerco donde está.

—¿Terminaste tu investigación? —me pregunta cuando me detengo a su lado.

—No, solo que ya me cansé de leer sobre vampiros y brujas por hoy. ¿Encontraste algo?

—Aún nada.

—¿No puedes utilizar tu super velocidad para leerlo rápido? —Aren deja de leer, cierra cuidadosamente el libro y me mira sonriendo.

—Podría hacerlo, pero el libro quedaría destruido en el proceso—se levanta del suelo y yo retrocedo ante su proximidad—. ¿Descubriste algo interesante en tu lectura?

—Ahora que lo mencionas, tengo una inquietud que no he podido aclarar. —retrocedo hasta sentarme en el sofá.

Aren se sienta junto a mí, aparta mi cabello a un lado y pasa un brazo por detrás de mí. Su mano queda sobre mi hombro y comienza a acariciarlo lentamente. Dejo escapar el aire mientras ese leve roce, comienza a acelerar mi respiración.

—Tu pregunta.

—Es un poco difícil concentrarme mientras me acaricias. —Aren detiene el movimiento de su mano automáticamente.

—Lo siento. Tu dirás.

—Imagino que con los años que tienes, has conocido muchas brujas.

—Sí, conocía a cada una de las que habitaba el reino. Tenía un deber con ellas.

—Lo sé, protegerlas.

—Exactamente.

—¿Todas tienen los ojos del mismo color? —pregunto mientras él me sonríe.

—No, su color cambia en dependencia del poder que tengan. Las de menor poder los tienen grises, le siguen purpuras, verdes y las más poderosas, los tienen dorados.

—¿Cómo la que los creó a ustedes?

—Sí. Pero con los años que tengo, solo he conocido a una con los ojos dorados.

Y con esas palabras me lo acaba de confirmar. Es la misma bruja, es la que los transformó, la que creo todo este mundo, con la que tuvo una relación y a la que juró proteger con su vida. A pesar de que no me gusta para nada el rumbo que lleva esto, debo contárselo.

—Eso complica todo. —murmuro muy bajo.

—¿A qué te refieres?

—La bruja que tienen los lobos, tiene los ojos dorados. —murmuro.

—¡No puede ser! ¡Estás segura! —ahora está preocupado y se levanta de un salto del sofá.

—Desde luego que lo estoy. Ya la había visto en sueños, y cuando pasó por mi lado junto a los lobos, pude apreciar bien el color de sus ojos nuevamente. El mismo color de las runas que relucen en el anillo, el mismo color que relucen tus ojos cuando utilizo tu nombre para obligarte.

Y me quedo pensativa ante esto último.

—¡Malditos lobos! —grita furioso mientras corre a toda velocidad. Coge algún adorno y lo lanza contra la pared. Este se deshace en pedazos mientras yo dejo escapar un leve grito. Entonces él se gira hacia mí—. Lo siento. No debí haber perdido el control así.

—Creo que te entiendo. Juraste que las protegerías a todas. Ella es la última que queda y está prisionera.

—Eso no es todo—vuelve a sentarse junto a mi—. Ella es más que una bruja cualquiera para mí. Es la que me enseñó todo lo que sé. Es una gran amiga y el futuro de este mundo depende de que ella siga con vida.

Puro Fuego©✔️(+18) #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora