Puro Fuego©✔️(+18) #2

19.- Realeza

—¡Esperen! ¿Cómo que de negro? No puedo vestir de negro, eso es solo para la realeza. ¿Por qué debo vestir de negro? ¿Exactamente para que me están arreglando?

—Primeramente, las brujas vestimos de negro, es nuestro color. Segundo, eres de la realeza al ser mi descendiente—las dos mujeres me sonríen—. Y tercero, porque eres la reina y vas a casarte.

—¡Que! ¿Cómo que la reina? —cuando ha sucedido esto—. No puedo, tú debes casarte con Aren, él te hizo una promesa, tú eres su prometida.

—Esa promesa no tiene validez cuando del destino se trata. Tu eres su alma gemela, tú y él deben estar juntos sin importar. Además, que ya se han jurado por toda la eternidad. Esto que harán, solo será una mera formalidad.

—Pero...

—No puedo casarme con él, ya pertenece a alguien en cuerpo y alma. —Agathe me sonríe cariñosamente. —¡Orla!

Orla se para frente a mí.

—Verte casarte será como ver a mi hija hacerlo—me sonríe cariñosamente—. Y tengo el diseño del vestido perfecto para ti.

Murmura unas palabras y después mueve sus manos. Todo mi cuerpo se envuelve en una luz intensa y segundos después, desaparece. Al mirarme me quedo con la boca abierta.

El vestido es de manga larga, con un escote de corazón. Es de seda del mismo color que mi piel. Las enredaderas negras cubren todo el vestido cual plantas trepadoras. El diseño de la cintura hacia arriba es más grueso. De la cintura hasta el suelo el encaje schiffli lo cubre todo con intrincados ramilletes delgados. Detrás de mí, se extiende la seda y el encaje formando una elegante cola.

—Esto es...—me quedo sin palabras, no sé ni que decir.

—Perfecta, luces magníficas, como toda una emperatriz.

—Pero y Aren. ¿Qué va a pensar? —inquiero asustada, ni siquiera le he contado que no estamos emparentados.

—Ya me encargaré yo de comunicarle los cambios y de liberarlo de su promesa—murmura Agathe. —Aunque necesito primero un cambio de vestido.

Orla recita unas palabras y mueve sus manos en el aire como mismo hizo conmigo. Y frente a mis ojos, veo como el vestido blanco se transforma en uno negro y elegante.

—¿De negro? ¿Qué no es el color de la realeza?

—Soy de la realeza. —ahora estoy mucho más confundida que antes.

—¿Lista? —me pregunta Orla sacándome de mis pensamientos. Le sonrío nerviosa.

—Todo lo que puedo estarlo en apenas unos minutos.

Nunca me he planteado como sería el día de mi boda. De niña quizás sí. Me casaría vestida de blanco, llevaría algo azul, algo nuevo, algo viejo y caminaría hacia el altar del brazo de mi padre. Pero en veinte años, todo ha cambiado. Casarme, no es algo que estuviese en mis planes más próximos. Quizás algún día, cuando encontrara al hombre correcto. Pero definitivamente no tenía pensado casarme con un vampiro vikingo. Mucho menos en una boda que no es mía. Nos acomodamos frente a la puerta. Estoy nerviosa.

—Todo estará bien.

—Un poco de música ayudaría—murmuro en voz baja.

—No estoy muy actualizada con respecto a la música que te gustaría—coloca una mano en mi cabeza—. Creo que esta es perfecta, déjame hacer unos ajustes en la decoración—comienza a murmurar unas palabras y mover sus manos. Entre las palabras que dice creo escuchar, noche y estrellas—. En cuanto abra la puerta, la música comenzará a sonar.