PRÓLOGO

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Hace miles de años, el mundo se vio envuelto en una guerra que casi acabó con la humanidad y todo aspecto de vida en ella.

Había hambre, irá y sobretodo, muerte. La gente imploraba a cualquier ser sagrado una respuesta ante sus actos, una ayuda hacia ellos pues la extinción estaba demasiado cerca.

El hecho de casi terminar con todo recurso en el planeta había hecho que solo personas con demasiado poder tuvieran el privilegio de gozar sobre los demás.

Pero un día, personas del cielo llegaron a este lugar. Los demás los veían como dioses, en su mayoría tenían la piel pálida y una resistencia inhumana.

Su sangre, era plateada. Por alguna razón, los sangre plateada tenían poderes capaces de controlar todo a su alrededor, reconstruyendo así la vida en la Tierra pero creando entonces una soberanía sobre la misma.

Los sangre roja los veneraron cual dioses, y así un imperio nació de entre las cenizas.

Los rayos del sol entraban en la sala, era el atardecer pero aún así lograban molestar la vista del chico azabache que escribía algunas notas sobre sus hojas gastadas cuando su tía, Cassandra Hamada, le daba lecciones de historia.

El joven dejó de escribir cuando su tía terminó de relatar, y la miró confundido.

—Aún sigo sin entender porque me cuentas estas historias, tía— sonrío cansado y paso una de sus manos tras su cuello intentando aliviarlo.

—Tal vez tu ingenio sea superior a los demás, muy superior, pero debes entender el pasado de nuestros ancestros si quieres ser bueno con el pueblo— explico entre ademanes mirando a través de la ventana.

Lo más próximo que se veía en esa ventana, era una gran bandera roja que se ondeaba al ritmo del viento, y justo en el centro se encontraba el símbolo de un dragón en tonos negros.

Hiro suspiro y negó entonces, miró a su alrededor, aquella vieja biblioteca en la que casi había crecido. Se sabía al menos la mitad de los libros en ese lugar de memoria, pero todos y cada uno de esos viejos libros con páginas gastadas y corridos ya habían sido de utilidad para su gran intelecto, y aún así se molestaban en seguir dándoles clases.

Vamos, que a sus diecinueve no era lo que esperaba, y mucho menos tomando en cuenta que era el segundo en la línea del linaje.

—Ya hemos hablado de eso tía, no le veo el caso. ¿Para que aprender de nuestro pasado si yo no heredará la corona?— susurro para después pararse y tomar el libro que minutos antes Cass había leído —Me has leído esta historia desde que tengo memoria, y sigo sin entender ¿Para qué?— bufó ya cansado.

—Las historias y leyendas son lecciones, contienen verdades — explico sonriendo la mujer, se levantó de la gran mesa que estaba compartiendo con su sobrino y camino con elegancia por el salón.

Su hermoso vestido verde esmeralda le resaltaba la piel y su rostro de manera perfecta, aquella mujer era un deleite para casi todo el pueblo.

—No porque Tadashi sea el siguiente en la línea quiere decir que tú no debes saber la historia del pueblo— explico sonriendo y saliendo del gran salón entonces.

Hiro suspiro una vez más, vaya caos. Aún agradecía que no fuera el siguiente en la línea y de ser no ser porque Kyle renunció a su derecho de la corona para poder ser caballero, él no tendría ninguna carga sobre sus hombros.

The Crown (Higuel/Kuban/Marckyle)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora